Por sorprendente que pueda parecer, el fármaco debe recorrer un largo y tortuoso camino desde que abandona el frasco de pastillas hasta que alcanza el foco de la enfermedad. Se buscan continuamente nuevas estrategias para que la medicina llegue intacta allí donde se precisa y sin causar otros daños colaterales no deseados.
Un grupo de científicos ha modificado genéticamente unas algas conocidas como diatomeas. Tras la modificación, estas algas pasan a actuar de contenedores en los que viaja de forma segura y controlada el fármaco hasta llegar al tumor. En experimentos con ratones han logrado destruir el 90 por ciento de las células cancerígenas, dejando intactas las sanas. ¡Las algas se han convertido en un valioso mensajero de la Medicina!
