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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Calentador de guerras frías

La pérdida de prestigio de Assange y su inquietante cercanía a Vladimir Putin

Desde una reducida estancia diplomática de la Embajada de Ecuador en Londres que le acoge con estatus de refugiado, Julian Assange, fundador de Wikileaks, la organización propagadora de las últimas miserias de las democracias occidentales, se empeña en calentar a través de las redes sociales distintas y variadas guerras frías.

Sorprende que el padre de Wikileaks la emprenda con los gobiernos democráticos más relevantes, como los de Estados Unidos y Gran Bretaña, y sin embargo no se le conozca una sola crítica, más bien alabanzas, a Vladimir Putin, el zar de la nueva Rusia de anhelos imperiales y anexionistas, a quien desde distintos gobiernos se acusa de alentar -cuando no de estar detrás- de los ataques de hackers de su país contra el Partido Demócrata de EE UU que consiguieron divulgar información comprometedora de la campaña de Hillary Clinton, de notables réditos para Trump.

¿Es Julian Assange un agente de Putin, un instrumento de los planes rusos de restaurar su vieja hegemonía planetaria y de resucitar la política de bloques que se repelen y chocan como placas tectónicas? Hay quien así lo cree, dentro de los servicios secretos.

No existe charco político que eluda el que goza de sorprendente inmunidad diplomática: incluso se posicionó claramente del lado del independentismo catalán, calificando de "presos políticos y jubilados" a los encarcelados por destrozar la legalidad y a huidos de la justicia por piernas.

Puede que rodeen a Assange teorías conspiranoicas, pero su desprestigio se acrecienta a idéntico ritmo que mengua la fiabilidad de su antaño relevante organización.

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