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La tijera

Cuatro capitanes y un mismo patrón

Peinados calcados en los líderes de los equipos que juegan la Liga de Campeones

El himno de la Liga de Campeones de la UEFA, titulado de forma oficial como Champions League, es una composición encargada al inglés Tony Britten, quien se basó en una obra de Händel llamada "Zadok the priest" para darle una música especial al inicio de cada uno de los partidos de esta competición. La primera vez que sonó fue en 1992 y poco a poco se ha ido convirtiendo en un clásico. El próximo 26 de mayo, esas notas retumbarán en el NSC Olimpiyskiy, el imponente estadio de la ciudad ucraniana de Kiev, donde se disputará la gran final en la que aspiran a estar Real Madrid, Bayern de Munich, Liverpool y Roma.

Si el himno de la Liga de Campeones es ya de por sí representativo y característico, lo mismo podríamos decir de la imagen que lucen desde hace algún tiempo la inmensa mayoría de los futbolistas, ídolos de masas y creadores de modas y tendencias. Basta con fijarse en el peinado de los capitanes de los cuatro equipos semifinalistas de esta edición para darse cuenta de que están cortados por el mismo patrón. Da igual que hablemos de Sergio Ramos (español), Manuel Neuer (alemán), Jordan Henderson (inglés) o Daniele de Rossi (italiano), todos presentan un peinado y un corte de pelo prácticamente calcado, es decir, zona parietal muy corta o rasurada, marcada raya a un lado, flequillo levantado o moldeado hacia la parte derecha y empleo de ceras y gominas a modo de fijación. Constato que tres de los cuatro capitanes llevan barba, aunque no sé durante cuánto tiempo se mantendrá ese estilo porque, insisto, hay barbas que favorecen y actualizan y otras que minimizan la expresividad de un líder. No me equivoco si afirmo que, hoy en día, la moda impera sobre la estética.

Llevo muchos años defendiendo que el cabello es vehículo de seducción y comunicación, bandera de la personalidad, que se encuentra en nuestra zona más noble, es decir, en la cabeza, y donde radica la síntesis de la identidad de cualquier individuo.

Desde el punto de vista de la psicoestética, el pelo permite disimular cualquier anomalía de una persona, ya sean parietales hundidos, nuca encogida, orejas de soplillo? El peluquero, como especialista en la imagen humana, debe interpretar al hombre porque éste se va actualizando y, como decía el profesor Carles Muñoz Espinalt: "Actualizarse es rejuvenecerse". Ahora es la moda la que manda. Los peluqueros somos los profetas de la imagen de la sociedad y, con todos los respetos, podemos definir el carácter de los futbolistas como automatizado, sabiondo, erótico, juvenil y ocioso. A la pubertad, añadimos su imponente planta -estos cuatro capitanes, por ejemplo, superan los 180 centímetros de estatura- y una figura de deportista que conlleva que a la hora de vestir les "encaje" bien casi todo. Si la belleza es expresión y la imagen personal cultura, me reafirmo en señalar que, por desgracia, esto último se está perdiendo.

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