Actuar cuanto antes para evitar un daño irreparable para la etnografía piloñesa. Es la voz de alarma que da el etnógrafo piloñés afincado en Nava Daniel Cueli con respecto al molino de escanda de la localidad de Robléu de Anayo, una máquina con más de un siglo de antigüedad y de la que solo queda otro ejemplo en la comarca, en Colunga. Ambas son tesoros etnográficos, el testimonio de una práctica que cayó en desuso tras la posguerra debido al auge del cultivo del maíz.

En el caso del molino de Robléu, su conservación está en entredicho, pues según algunos lugareños la máquina permaneció tumbada en el suelo durante mucho tiempo, lo que provocó que la humedad del suelo dañara seriamente algunas de sus piezas, como la rueda dentada que servía para hacer girar las muelas.

Con todo, Cueli considera que se está a tiempo de tomar medidas y evitar que desaparezca lo que considera un singular testimonio de una práctica que durante siglos fue parte de los quehaceres cotidianos. "Alguien debería tomar cartas en el asunto y promover su rehabilitación como patrimonio etnográfico, no sólo del pueblo sino de todo el concejo de Piloña", declara el experto. El molino fue utilizado por multitud de vecinos de los concejos de Villaviciosa, Colunga y Cabranes, al encontrarse en un lugar estratégico, accesible para esos municipios.

Del mismo modo, cree que una investigación más a fondo del molino podría servir para hacerse una idea más concreta de la manera de trabajar la escanda que había en este pueblo. "Está claro que en este caso la función era quitar la cáscara a la escanda y no molerla, pero quedan en el aire otars cuestiones como si disponía de una tolva o no", comenta el etnógrafo, que tiene en mente visitar próximamente el molino para seguir investigando sus características y que espera que esas indagaciones sirvan al menos para alertar del peligro que corre su rudimentario mecanismo. "Al menos habría que separar su base del suelo porque el contacto con la tierra es lo que más daño puede hacer a su estructura", sugiere Cueli.

Si se plantease la posibilidad de llevar a cabo una restauración, esta no sería fácil, pues se trata de un bien de propiedad privada cuyo dueño, que ya no vive en el pueblo sino en el geriátrico de Infiesto, ya ha rechazado varias ofertas de gente interesada en hacerse con él. "Ya vino bastante gente preguntado por el molino para comprarlo, pero siempre se encontraron con una respuesta negativa", declara un vecino que dice ser consciente de la importancia histórica del molino.

Ante esta situación, Cueli considera que habría que tener en cuenta otras alternativas que involucrarían al Ayuntamiento de Piloña y a los propios vecinos del pueblo. "Los habitantes de Robléu deben ser conscientes de la importancia que tiene este elemento etnográfico y plantearle al consistorio la necesidad de recuperarlo", sostiene.

Una iniciativa que ya cuenta con un precedente en la localidad colunguesa de Villaescusa, en la que el Ayuntamiento decidió intervenir hace ahora una década para restaurar el otro molino de escanda que se conservan en la comarca oriental. "Allí supieron actuar a su debido tiempo y en Piloña deberían tomar nota si no quieren un final distinto", plantea Cueli, en referencia a la pérdida de la máquina si no se cuida.