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Una memoria de 103 años

Ángeles García, nacida en Pimiango en 1912, goza de una salud excelente y sólo se queja de su "vida sedentaria"

Ángeles García. RAMÓN DÍAZ

"Estar tranquilo con uno mismo y con los demás es la mejor medicina que existe". Lo asegura una mujer que nunca ha estado enferma y que ha cumplido 103 años, Ángeles García Gutiérrez, vecina de Pimiango (Ribadedeva). Goza de una salud excelente lee cada día LA NUEVA ESPAÑA, "de cabo a rabo".

Nacida el 5 de septiembre de 1912, esta hija de labrador, tuvo que empezar a trabajar a jornal siendo una niña. Al casarse se marchó del pueblo, pero se quedó viuda a los 34 años, con un hijo de 9 años y otro de 3, tras llevarse el mar a su marido mientras pescaba. Tuvo que hacer de padre y de madre y trabajar aún con más ahínco para sacar a sus hijos adelante: en el campo, en casas, lavando, fregando, planchando, cocinando, "en lo que fuera", rememora. Perdió a su hijo menor con 14 años (los médicos nunca supieron qué mal padecía) y el mayor se hizo sacerdote.

Ángeles García vivió unos meses en Madrid, sirviendo a una señora mexicana, hasta que regresó a Asturias para vivir con su hijo Eugenio Campandegui, "Geniucu". "Cantó misa el 26 de junio de 1960 y estuve con el en Cocañín un año, en Campo de Caso cinco, en Viabañu cuatro, en Avilés veintitrés y en Ribadesella quince, hasta que murió", relata la memoriosa mujer. Tras la muerte de su hijo regresó a Pimiango, donde reside junto a su sobrina Carmina García Vargas. Llevan juntas y en armonía desde el año 2006.

Ángeles se levanta tarde, al mediodía, salvo que haya que ir a la peluquería (lo hace una vez a la semana), desayuna siempre en la cama, "café con leche y sopas de pan". Da un buen paseo todas las mañanas, si no llueve, junto a su sobrina, y después lee el periódico "entero". A continuación le cuenta y le comenta a Carmina la actualidad mundial. Come de todo, aunque con cuidado, echa "un pigazu de una hora" por la tarde, "porque no me dejan más", y cena a las nueve de la noche, café bebido o con dos rosquillas. Lo que peor lleva es "la vida sedentaria" y que ha tenido que dejar de hacer ganchillo (lo hizo hasta el año pasado) por un problema en el lagrimal.

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