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Las avispas asiáticas asedian una casa de Puertas: "No podemos ni abrir la ventana"

La familia afectada reclama una pronta solución al Ayuntamiento de Llanes

Enrique Fernández Toraño señalando ayer el alero donde está el nido de avispas. EMILIO G. CEA

Sin salir de casa y sin abrir las ventanas ni las puertas. Así están desde hace un mes los cuatro habitantes de una casa situada en el barrio de La Calleja, ubicado en la localidad llanisca de Puertas, por temor a las avispas asiáticas instaladas en el alerón de la vivienda. "La situación es insostenible", claman los afectados, que solicitan ayuda al Ayuntamiento para deshacerse de tan incómodos vecinos.

Magdalena Reyes vive en la citada vivienda junto a su marido, José Luis Fernández Galán, y sus suegros Enrique Fernández Toraño y Aurora Galán Noriega. "Mis suegros tienen cada uno 82 años y tengo miedo de que las avispas puedan picarles", asegura Magdalena Reyes. A fin de encontrar un remedio, el pasado viernes fue al Ayuntamiento de Llanes y, por registro, solicitó ayuda para acabar con la amenaza. "Me comentaron que si llamábamos a los bomberos directamente nos cobrarían de 300 euros para arriba. En el Ayuntamiento me dijeron que pasarían primero por aquí agentes de la Policía Local para comprobar lo que ocurría y luego los bomberos. Ha transcurrido casi una semana y aquí no ha venido nadie", se queja la vecina de Puertas.

No es la primera vez que padecen un problema de estas características. Hace cinco años se instaló, en el mismo lugar, una colmena de abejas rojas que fue retirada por los bomberos. "Las avispas son enormes. Alguna ha entrado en casa y la he tenido que matar con un matamoscas", asegura Magdalena Reyes. Las avispas, mientras, hacen buen uso de una higuera cercana a la casa, donde pican los frutos del árbol.

"Así no podemos seguir. En los últimos días de calor no podíamos abrir las ventanas. Esperemos que no tarden mucho tiempo en quitarlas de aquí", confía Enrique Fernández Toraño.

La "Vespa velutina" o avispa asiática es una especie invasora que ataca colmenas y devora abejas y que puede causar picaduras a las personas. Desde hace una década se ha asentado en Francia y hace seis años entró en la península desde el País Vasco. El insecto se ha propagado con rapidez por Galicia, Cantabria, Castilla y León y Asturias.

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