Las mascotas son una terapia muy saludable, principalmente para niños y ancianos. Los animales, a veces, logran suplir algunas carencias afectivas o problemas psicológicos de distinta índole gracias a su interacción con las personas.
¿Qué beneficios, por ejemplo, le puede suponer a un niño tener un perro en casa? El veterinario piloñés Germán Rodríguez-Noriega Guillén lo argumenta. Destaca que, en primer lugar, "significa una responsabilidad" porque si el can tiene una buena calidad de vida puede vivir unos doce años o más, dependiendo de la raza.
A eso hay que añadir que requiere una serie de cuidados como bañarlo una vez al mes, desparasitarlo cada cuatro, vacunarlo una vez al año y sacarlo a pasear a diario para que el animal tenga actividad física y haga sus necesidades. De esta forma, su pequeño dueño aprenderá a asumir unos compromisos para prestarle una buena atención. "Es una forma de hacerlo responsable de cara al futuro", insiste Germán Rodríguez-Noriega.
Pero además, el perro aporta "cariño y alegría" no sólo al niño, sino al resto de la familia. De hecho, el veterinario resalta el mal trago y el disgusto que se llevan cuando fallece la mascota. Los pequeños de la casa también encuentran en el can un compañero de juegos, aunque Rodríguez-Noriega quiere dejar claro que "no es un juguete". Es mucho más: un ser vivo.
¿Y a los mayores? ¿Cómo puede ayudarles un animal a superar momentos difíciles? "Les hace una gran compañía", resume el veterinario. "Hay muchas madres de familia que cuando los hijos se van de casa se quedan solas y se desviven por sus mascotas porque es un miembro más de la familia", destaca el piloñés. Les beneficia tener tanto un perro como un gato porque muchas veces se convierten en un gran apoyo para sobrellevar mejor su soledad. Además, el tener que darles los cuidados que necesitan les obliga a estar más activos.
Germán Rodríguez-Noriega afirma que lo que no se debe hacer es "humanizar a las mascotas" y tener en cuenta que son animales. "Un perro es un perro, no una persona, no es bueno para ellos. Les humanizamos demasiado y tienen que saber cuál es su sitio" dentro de la familia, agrega.
¿Cuál es la mejor mascota en cada caso? El veterinario recomienda pensar en las circunstancias personales o familiares a la hora de elegir al animal. En el caso de los niños, el perro puede ser una buena opción, pero hay que considerar que supone "mucha responsabilidad" pues "es una mascota a largo plazo". Si finalmente se opta por un can, es recomendable que el niño tenga unos siete u ocho años porque el animal "crece más rápido" y su desarrollo será similar al del menor. Así, cuando la mascota tenga ocho años, el dueño 14, y "están mejor compenetrados el uno con el otro". También hay que valorar qué raza es la más idónea. Recomienda el labrador o el bóxer porque "por experiencia, son cariñosos". Los conocidos como "mil leches" o cruzados "son muy listos y también cariñosos".
Los gatos, como por lo general son animales más independientes, interactúan menos con los críos y sobre todo cuando son adultos. Sólo se hacen con ellos cuando son cachorros. Pero también pueden ser buenos un hámster o un conejo enano, "que dan poco que hacer, pero suponen una responsabilidad", argumenta Rodríguez-Noriega.
Cuando una persona mayor busca compañía en un perro debe considerar que ha de ser manejable, por lo que lo ideal es optar por un animal pequeño y que no sea una raza hiperactiva como el fox terrier o el schnauzer. El veterinario piloñés aconseja elegir mejor un pequinés, un yorkshire o un lasha apso. El gato puede ser también una buena elección, e incluso peces. El problema es que los acuarios necesitan un mantenimiento especial, pero en algunos asilos los instalan y muchos ancianos prefieren contemplarlos a ver la televisión.
