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La Riera, un pueblo de postal

El salto de agua del río Covadonga es uno de los lugares más fotografiados de la localidad, sede de la antigua abadía

Olaya Nevares, en Casa de Soto. C. CORTE

Monchito Alonso nació en Suiza pero, a sus 36 años, lleva más de media vida viviendo en La Riera. Por eso está acostumbrado a la ingente cantidad de visitantes que circulan por la localidad rumbo al parque nacional de los Picos de Europa, situado a escasos dos kilómetros. "Por el verano pasan a diario caminando o en coche más de mil personas y muchas se paran a hacer foto en el salto de agua del río Covadonga porque es de postal", cuenta. Por eso muchos residentes reclaman la adecuación de una senda hasta Muñigu a Celoriu, con vallas de madera que sustituyan a las metálicas actuales y una estructura que cubra los basureros "porque no pegan con el paisaje".

Si algo destacan residentes como Olaya Nevares es la importancia histórica de la localidad, la segunda más poblada antaño tras Mestas, gracias al negocio de la cantería. Ella misma cuenta con una importante colección de fotos antiguas en las que se puede observar el paso del tren a Buferrera por el túnel que aún hoy da la bienvenida a los visitantes. Las atesora en Casa Soto, un caserón del siglo XVIII que hace más de dos décadas habilitó para el turismo rural. No es la única joya arquitectónica de La Riera. A pocos metros de su casa se encuentra el texu y la iglesia en la que desde el año pasado descansan unas reliquias de San Justo y San Pastor y donde los vecinos celebran fiesta cada 6 de agosto, así como la antigua casa del médico Zarracina, propiedad de su nieto Manuel Orozco.

Cruzando el río Covadonga están las antiguas escuelas cedidas por el Marqués de Villaviciosa en 1919, hoy albergue, aunque la joya es la antigua abadía. "Antes de que se construyera la basílica los religiosos vivían aquí. Cuentan que incluso en tiempos de la Inquisición había mazmorras y salas de torturas", revelan los vecinos, que lamentan que su edificio más emblemático esté en ruinas y comido por la maleza. "Lo compraron una gallega y un inglés y confiamos que lo rehabiliten porque es una finca muy buena", apuntan lugareños como Pachu del Corro y Orlando Alonso, que no cambian La Riera por nada "porque es guapa a dolor, tiene saneamiento y todas las comodidades, acaban de arreglar la carretera AS-262 y encima está cerca de la playa y la montaña y cuenta con una parada de bus".

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