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Tradiciones a buen recaudo en Llanes

"El futuro está asegurado", afirma Vítor Carbajal, que da clases de gaita y tambor a decenas de jóvenes en la Escuela de Música Tradicional

La gaita y el tambor, los dos instrumentos más representativos de la cultura asturiana, tienen en el concejo de Llanes el futuro asegurado. La Escuela de Música Tradicional de Llanes, situada entre el instituto y la zona deportiva de la Encarnación, vela con mimo a diario porque así sea. A este lugar acuden todas las tardes decenas de personas de todas las edades, mayoritariamente niños, con la intención de formar parte de una cadena sin la que difícilmente se entendería la historia de un concejo íntimamente ligado a centenarias tradiciones folclóricas y musicales. El setenta por ciento de los alumnos pasan luego a engrosar las filas de la Bandina del Llacín, la Banda Gaites Llacín de Porrúa o el Conxuntu Instrumental Tradicional.

Vítor Carbajal, director de la Banda Gaitas Llacín y responsable de la escuela, no duda en asegurar que "hay futuro". "Los chavales acuden aquí por diferentes motivos. Algunos de ellos vienen empujados por el empeño de padres o familiares, pero luego, por sentimiento propio, descubren que todo esto les gusta y encuentran una motivación para seguir. Otros, en cambio, lo hacen por iniciativa propia tras, por ejemplo, ver actuar a la banda", señala Carvajal.

A sus catorce años, Andrés Prat se considera a sí mismo como un fanático de la gaita, instrumento que toca desde hace seis años. Dice que no sabe exactamente cuándo surgió su pasión por este instrumento de viento. "Siempre me gustó", asegura. Su hermano Mario, de 12 años, toca el tambor. "Ojalá un día pueda formar parte de la banda", confiesa. "Desde niño me cautivó su sonido. A mi abuelo le gustaba que tocase y se emocionaba al verme", asegura Rodrigo Álvarez, de 14 años.

Por su parte, Eneko Pérez Sánchez domina con precisión la gaita y el tambor. Pese a su corta edad, ha completado en la Escuela de Música Tradicional de Llanes dos cursos de gaita y tres de tambor. Su afición por la música surgió, según cuenta, de la mano de su abuelo, cuando junto a él iba detrás de la Banda Gaites Llacín siempre que actuaban en Llanes.

Celia Noriega, de 11 años, era muy difícil que no terminase ligada, de una u otra manera, a la música tradicional. Sobrina nieta de Ignacio Noriega, el legendario gaitero de San Roque, es también una de las más firmes promesas de la canción asturiana. "Me gusta mucho tocar el tambor y cantar tonada. Es algo que he visto siempre en casa", señala. Lucía Tielve sostiene que los momentos que pasa en clase de tambor son para ella "los más divertidos de la semana".

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