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La fantasía echa a volar en Caravia

Noventa personas se reúnen en la playa de La Espasa para disfrutar de sus cometas, una diversión "barata y sana"

Mar Redondo enseña a Arturo López a fabricar una cometa. P. M.

Era el día de los niños y del viento y todos brillaron con luz propia. El decimocuarto Festival de Cometas de Caravia, organizado por el club "Sierpe", reunió ayer en la playa de La Espasa más de 500 de estos objetos, una fuente inagotable de una diversión "barata, muy divertida y sana que propicia el contacto con la naturaleza". Así lo describió Rafa Gómez, miembro del colectivo y uno de los animadores del festival, quien aseguró que "hay que sentir el viento, tener la cometa entre las manos y ver lo que puede hacer" para saber exactamente a qué se refieren.

Al festival se apuntaron unas noventa personas, alguna menos que el año pasado, pero sin embargo contó con bastante más público que en 2015. Los promotores creen que se trata de un "efecto llamada" que se contagia entre cada vez más personas y familias, que optan por pasar una jornada volando. No en vano, los dos aparcamientos de la playa de La Espasa, que juntos suman 420 plazas, estaban completos poco después del mediodía, y eso que el tiempo respetó pero tampoco acompañó. El evento se volcó ayer con los más pequeños, pues aportó material para fabricar 300 cometas, casi un centenar más que el año pasado.

"Utilizamos una pieza de tela de cometa, que podría ser un trozo de plástico, hexagonal pero no exacta. Dos varillas finas que pueden ser dos cañas, dos colas, celo e hilo", describió Susana González, una madrileña casada con un "cometero" que viajó hasta Caravia y echó un cable en la organización. La cola de espera era larga para que cada niño hiciera su propia cometa, un trabajo que, "si sabes lo que tienes que hacer, en tres minutos está hecho".

Una vez completa la cometa, los chavales recibieron una chapa y la echaron a volar, esculpiendo en el viento una experiencia inolvidable. Tanto es así que muchos de los participantes de ayer eran repetidores de años anteriores y algunos incluso llevaron su cometa para que les ayudasen a repararla.

Sobre el cielo de La Espasa volaron ayer todo tipo de diseños. Desde los más básicos, como los que fabricaron los niños, hasta las "doble estrella" ("double star", en inglés) que los madrileños Paco Pérez, Malco Falcón y Chema Romero hicieron con sus propias manos. Pertenecientes a la asociación "Comevientos" de Madrid, sus elaboraciones llamaron la atención de propios y extraños, más al saber que son totalmente artesanas. En el arenal caraviense también se vieron espectaculares demostraciones como el "kite-surf" (la persona practica surf arrastrado por la cometa) y ejemplos de tracción como la "mountain board" o las "carrovelas". Para quien se perdiera la cita caraviense, el club "Sierpe" organizará el primer domingo de julio en el chiringuito de la playa de Verdicio (Gozón), el "Día del Niño", durante el que también harán talleres de construcción de cometas.

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