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Lastres retrata a Pedrayes

La artista local María Suárez trabaja en un lienzo sobre el matemático, un encargo del área cultural del Ayuntamiento

María Suárez en su estudio de Lastres, rodeada de su trabajo y de los preparativos del cuadro sobre Pedrayes. P. M.

Dos piezas de metro cuadrado cada una para pintar al matemático Pedrayes, promotor entre otros del sistema métrico decimal. Lo está gestando María Suárez desde su estudio de Lastres, donde nacieron ambos y donde la artista se sumerge en la vida del científico, fallecido en 1815. "Quiero presentar las medidas anteriores al metro y también utilizar la figura humana, de Pedrayes, escribiendo o leyendo", explica Suárez, quien seguirá el consejo de Antonio Salas y le presentará "también como profesor, no sólo como un matemático". No está pensando en un retrato al uso, porque no lo tiene delante, pero sí en un lienzo didáctico que responda al encargo realizado por el área cultural del Ayuntamiento de Colunga.

En cada obra hay algo de su mirada y en este caso, aunque respetando el contexto histórico, no va a ser diferente, pues incluirá uno de sus "cuadernos de artista", que ella misma elabora desde 1999. "Los hago porque es una manera de ordenar trabajo e ideas y de tenerlo compacto", explica la lastrina, antes de apuntar que envejeció uno de estos cuadernos para introducirlo en el lienzo sobre Pedrayes. "Al principio pensé en quemarlo, porque hemos perdido su legado en dos incendios", relata la artista, antes de introducir al lastrín Enrique Granda, "El Sabio", en su historia, pues le está rellenando el cuaderno con la caligrafía de pluma que tan bien domina y le apenó que tanto trabajo fuera pasto de las llamas.

Tras casi veinte años de oficio, exposiciones colectivas en Madrid, País Vasco y Barcelona, varias individuales y una compartida con Nahiko Azurmendi en el "Espace Aliés Guinard" de París (en diciembre de 2014), la lastrina se encuentra ahora en una época "más figurativa y detallista" en la que pinta "para retener" lo que ve, allí donde su mirada encuentra la belleza y donde la tripa le da un calambre, un latigazo.

Esta búsqueda, casi física, ya despuntaba en sus inicios, cuando empezó "trabajando un poco la idea de la memoria, del olvido, de los recuerdos". Su pintura emocional encuentra recompensa cuando uno de sus trazos conmueve. "Veo que tiene sentido. Era por esto", piensa.

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