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Carreña: condenada a vivir con un ruido insoportable

Montserrat González exige insonorizar la centralita telefónica situada bajo su casa y la compañía dice que la obra ya está en marcha

Los hermanos Montserrat y Javier González Bustillo, junto al edificio en el que se ubican la centralita de Telefónica y las dos viviendas de la familia afectadas por el ruido. RAMÓN DÍAZ

"Lo único que pido es llevar una vida sin sobresaltos y lo más tranquila posible", clama la cabraliega Montserrat González Bustillo, de 58 años. No puede: el tremendo ruido que genera una centralita telefónica situada justo debajo de su casa, en Carreña, según afirma, la obliga a vivir día y noche con las ventanas abiertas, a dormir (mejor dicho, a intentarlo) con tapones en los oídos y a medicarse. No duerme, no descansa, tiene vértigos y dolores de cabeza. "Es como si hubiera tres lavadoras centrifugando a la vez en mi habitación", se queja.

Lleva treinta años "con la cabeza loca", desde que un mal día su padre vendió el local porque la compañía pagaba una renta antigua. El negocio resultó ruinoso. Hace dos años, harta, elevó una queja a Telefónica, a través del Ayuntamiento de Cabrales, y las mediciones encargadas por la compañía le dieron la razón: se superaba el nivel máximo de decibelios permitido. La empresa de telefonía actuó: ejecutó una obra menor que atenuó, pero no subsanó el problema. Entonces encargó un proyecto y a continuación solicitó licencia de obras. El permiso llegó hace unos meses y desde hace 45 días Telefónica trabaja para resolver el problema. "Se solucionará", subrayó ayer una portavoz de la compañía.

Pero de momento el ruido sigue y sigue, día y noche, veinticuatro horas, todos los días del año. Es "una condena". Tanto, que Montserrat, copropietaria de los dos pisos del edificio junto a sus cinco hermanos, tiene que marcharse por temporadas para descansar. Porque en su casa no puede llevar "una vida normal". Solo quiere "que insonoricen" el local. Su hermano Javier, como el resto de la familia, secunda la petición, pues quiere que su hermana "pueda estar al fin tranquila".

La cabraliega cree que el ruido procede del aire acondicionado instalado en el local para que no se vean dañados por el calor los equipos allí existentes, que dan servicio de telefonía a todo el concejo. De ahí quizá el calor qu, según dice, se filtra a su casa. Pero el calor es "lo de menos", lo "insoportable" es el ruido: "está justo debajo de mi habitación, pero retumba en toda la casa y es imposible descansar, relajarse o dormir", subraya la afectada.

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