No hubo apenas viento, pero la pasión del club "Sierpe" y sus colaboradores empujaron las cometas en la decimoquinta edición del festival que organizan en la playa de La Espasa, en Caravia. Las previsiones meteorológicas eran malas y se cumplieron; al festival se le auguraba un gran éxito que también se cumplió.

Unas 350 personas disfrutaron este fin de semana con los talleres gratuitos organizados por el club: fabricaron cometas brasileñas (pipas), pintaron piedras con motivos "cometeros" y asistieron a la demostración de lanzamiento de cohetes realizado por Marcos Álvarez. Como en anteriores ediciones, ayer domingo fue el día de los más pequeños, que pudieron construir sus propias cometas con materiales duraderos como el nylon y la fibra de vidrio. Prueba de la ilusión que provocó esta actividad son las ganas con las que Leo Gutiérrez, de tres años y vecino de La Fresneda, corrió a volar su cometa verde recién construida.

Los "cometeros" de "Sierpe" ayudaron a 200 niños a echar a volar una afición que lo tiene todo: puede costar "unos céntimos" si se fabrica la cometa con plástico reciclado, la varilla de un estor roto y un trozo de cartón a modo de mando; se trata de una actividad al aire libre que estimula el ejercicio físico y además existe toda una comunidad detrás de ella. "Vas descubriendo que hay mucha información, que no es sólo volarlas, sino también construirlas", explicó Leo Amez, uno de los organizadores.

Desarrolla, además, la creatividad a la hora de diseñar el instrumento, como le sucede a Óscar Otero. El argentino fue el encargado de convertir en cometa la "Fíbula de Caravia", la figura de bronce que representa a un caballo hallada en el castro de Caravia y que representa al municipio. Lo hicieron como "pequeño homenaje al concejo", remarcó Amez, pues tanto el Ayuntamiento como los hosteleros "ha colaborado muy bien" con un evento que atrajo a unas sesenta personas de otras comunidades como Madrid, País Vasco, Castilla y León y Navarra. Hubo, además, muchos asturianos, como Susana Fernández, quien acudió para "reestrenar" la cometa que sus padres le compraron en Gijón hace 35 años.