Uno de los primeros recuerdos de Tato Herrero el día de la Magdalena es, al lado de la santa, con 7 u 8 años, llevando un remo vestido de marinero. Junto a su familia vive con intensidad la fiesta que tiene como símbolo distintivo al clavel. "Me he vestido de porruano desde crío hasta hoy. Los días previos a la Magdalena son los más especiales del año", dice. Recuerda cuando por motivos de trabajo no podía acudir de las fiestas. "Los pasaba fatal", rememora.

María José Mateos García guarda con cariño la foto en la que, por primera vez, la vistieron de aldeana por la Magdalena. "Tenía un año menos dos días", explica. Presume también, con el clavel en la solapa, de ser la quinta generación de su familia que venera con fervor a la santa que acompañó a Jesucristo. Sus primeros recuerdos de la fiesta son del trajín en su casa, el 22 de julio, mientras su abuela vestía de aldeanas a las mujeres de la familia.