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Mimos caseros para los naranjos de Posada

"El que está en la puerta de mi bar yo lo cuido muchísimo, lo abono y lo riego", dice una de las vecinas que han "adoptado" los frutales de la localidad

Mónica Salas junto al árbol que cuida. C.M.

Los árboles más cuidados del concejo de Llanes no están en ningún parque ni se encarga de ellos ningún profesional de la jardinería. Estos afortunados seres vivos son, ni más ni menos, que los naranjos que se encuentran plantados en la avenida la Vega de Santiago, en la localidad de Posada. Desde el año 2011, cuando el Ayuntamiento los colocó como decoración, un grupo de mujeres se encargan de mimarlos y embellecerlos.

"Las mujeres que tenemos negocios en esta acera nos encargamos de cuidar cada una uno de los naranjos, y también hay otras que nos ayudan aunque no tengan establecimientos", cuenta la hostelera local Luisa Piquero. "Al que está en la puerta de mi bar yo lo cuido muchísimo, lo abono y lo riego para que esté guapo y se mantenga", explica la empresaria local.

De hecho, no solo se limita a cuidar del árbol, sino que además, cuando llega el buen tiempo y los turistas se acercan a la localidad, pueden disfrutar de la bonita vista que ofrecen estos naranjos en todo su esplendor, ya que cada una de las mujeres es responsable de colocar flores y plantas decorativas alrededor del suyo.

Otra de las empresarias de Posada de Llanes que ha "adoptado" uno de estos naranjos es Mónica Salas, quien le ha cogido un gran cariño al árbol que se ubica a la entrada de su establecimiento. Por eso, pide al Ayuntamiento de Llanes que "se encargue de ellos" y que realice acciones para cuidarlos como, por ejemplo, reponer uno de los árboles que fue retirado hace algunos días por operarios municipales porque tenía varios problemas y del que, se quejan en la localidad, todavía no saben nada.

Además, piden también que los vándalos no echen por tierra el trabajo que desinteresadamente llevan a cabo para embellecer el pueblo. En este sentido, la hostelera Carmen Fernández cuenta con tristeza que cuando plantan flores "a veces las arrancan y se las llevan".

Y, por supuesto, todas estas labores para cuidar los naranjos que se extienden a lo largo de toda la avenida principal de Posada de Llanes las realizan de forma completamente desinteresada y altruista. Tanto es así que ni siquiera sacan provecho de la fruta que dan los naranjos cada año. "Las naranjas de estos árboles son muy amargas y no se pueden comer. Yo una vez pensé en hacer mermelada, pero lleva tanto trabajo que ni eso hice", cuenta Piquero.

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