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El Cobayu, el barrio riosellano "hecho por los vecinos", cumple 50 años

Sus habitantes, muy vinculados entre sí, destacan los buenos recuerdos de infancia en unas calles "que siempre estaban llenas de críos"

El Cobayu, el barrio riosellano "hecho por los vecinos", cumple 50 años C. MURUZÁBAL

Hace 50 años se descubría la cueva de Tito Bustillo en Ribadesella, un hecho histórico que cambió la historia del concejo para siempre. Sin embargo, no fue el único acontecimiento que alteró la vida de la villa. Y es que hace medio siglo los primeros vecinos llegaron al por entonces nuevo barrio de El Cobayu e hicieron de él su hogar. En todos estos años de historia, sus habitantes se implicaron en el acondicionamiento de los edificios y espacios de ese rincón de Ribadesella y, al mismo tiempo, fueron creando unos lazos de unión entre ellos que se hicieron cada vez más fuertes y han llegado hasta hoy.

Una de esas familias que llegó a El Cobayu hace ya 50 años, con todas sus pertenencias en una maleta para comenzar una nueva vida, fue la de Aurelio Capín, que se mudó al barrio cuando contaba apenas con ocho años. "Recuerdo una infancia muy divertida porque había una cantidad de críos impresionante", cuenta. Capín recuerda con especial emoción "las fiestas que se hacían antes, que eran una pasada", en las que no faltaban actividades como piragüismo, boxeo, ciclismo, futbito o incluso tiro al plato los domingos.

"Era un barrio obrero y había mucha camaradería entre los vecinos, tanta que las llaves siempre estaban en la cerradura de las casas", cuenta. Para él, el cambio de vida fue notable, ya que se mudaron desde otro barrio riosellano, El Portiellu, y, en comparación, las nuevas casas eran "muy modernas". Eso sí, a pesar de ser nuevas distaban mucho de tener todas las comodidades. De hecho, no tenían ni siquiera tejado y los edificios estaban "rodeados de andamios".

"Yo subía a casa por los andamios y alguna vez me llevé alguna bofetada por eso", recuerda José Luis Díaz, quien se mudó con su familia a El Cobayu desde la localidad llanisca de Posada y que, aunque ya no reside en el barrio, sigue muy ligado al lugar. En opinión de Díaz, una de las claves para que surgiera una unión tan especial entre los vecinos es que ellos mismos se encargaron de mejorar y acondicionar sus nuevos hogares. "La remodelación de las casas fue brutal. Se construyeron aceras y la pista, se puso la luz, se hicieron traídas de agua, un montón de cosas. El barrio fue hecho por los vecinos", explica.

Eso sí, ese no fue el único motivo que llevó a una gran unión entre los vecinos. Lucía Fernández, que llegó a El Cobayu con su familia con tan solo seis meses, cree que influyó mucho la cooperación que había en todos lo ámbitos. "Los grandes del barrio cuidaban a los pequeños, y siempre había merienda para cualquiera que fuera a una casa", recuerda. Para ella, El Cobayu es más que un barrio, tanto que nunca ha vivido en ningún otro sitio y ha inculcado a sus hijos el sentimiento de vivir en este rincón de Ribadesella. Fernández cree que nadie llega a desvincularse del todo del barrio y que los que marcharon "vuelven en las fiestas". Y es que este barrio tiene la particularidad de celebrar su propia fiesta en honor a San Miguel.

Quien tampoco ha salido nunca de El Cobayu ni tiene intención de hacerlo es Charito Alonso, que llegó a cuando tenía siete años junto a sus padres y sus siete hermanos desde Villanueva, en Cangas de Onís. "Estaba muy contenta porque solo en mi bloque había 40 críos, así que estábamos todo el día en la calle", rememora Alonso. Y el sentimiento pasa de padres a hijos porque su hija se mudó al centro de la villa y "en cuanto pudo, volvió". "Volvería a ser cría en El Cobayu y quisiera que mis nietos tuvieran una infancia como la mía", dice.

El sentimiento de pertenencia a El Cobayu es compartido por todos los vecinos. "No saludo de la misma manera a los vecinos del barrio que a los de otras partes de la villa", cuenta Marisa Cueto, quien llegó con ocho años desde Silviella de Pría. "Cuando llegamos, nos cuidábamos unos a otros", recuerda, nostálgica.

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