Elena FERNÁNDEZ-PELLO

-El número de candidaturas presentadas a los II Premios líricos «Teatro Campoamor» supera con mucho el del año pasado.

-Si no recuerdo mal en 2006 se presentaron 120, y este año se acercan a las 220. Esa es la respuesta después del buen resultado y la brillantez de los primeros premios. La gente, además, ha tenido más tiempo para reaccionar y presentar candidatos.

-Las candidaturas son presentadas por los teatros.

-Sí, las presentan teatros o los organizadores de temporadas líricas. Los miembros del jurado también pueden hacerlo, aunque el año pasado no sucedió.

-¿A qué atribuye esa buena respuesta?

-Todos los miembros del patronato y del jurado hacemos proselitismo, dando a conocer los premios allá donde vamos, pero el hecho diferencial entre el año pasado y éste es la celebración de la gala. El año pasado los teatros presentaban sus candidaturas atraídos por el prestigio y la seriedad de los críticos que integran el jurado; en esta edición el éxito de la gala ha sido decisivo.

-¿Puede adelantar algo de la de 2007?

-Emilio Sagi volverá a encargarse de ella. Sé que ya tiene ideas en la cabeza, pero espera a conocer quiénes son los premiados porque quiere diseñar algunas partes del espectáculo «ad hoc». El año pasado, los espectadores disfrutaron a tope y la gala tuvo una alta calidad.

-¿Existe, en España o fuera, algún certamen comparable a estos premios?

-En España no. Hay concursos de canto, pero no hay ninguno que premie lo mejor de la lírica del año anterior. Esa novedad ha despertado el interés de los teatros, porque los premios líricos «Teatro Campoamor» han cubierto ese hueco. En esto el Ayuntamiento de Oviedo ha sido visionario. Y fuera, en el extranjero, y así de pronto, tampoco recuerdo ningún certamen como éste.

-¿Algo mejorable en la primera edición de los premios?

-Lo que más aprendimos de aquello fue a preparar las cosas con más antelación. El arranque de la Fundación fue trabajoso, requiere mucho papeleo y nos llevó más tiempo de lo que pensábamos, así que la convocatoria del jurado y de los teatros fue muy ajustada. Este año la gente nos conoce, sabemos lo que hay que hacer y el «tempo» es más pausado. Tenemos que ir perfeccionándonos.

-La primera gala fue un éxito de público.

-El público fue entusiasta y la respuesta de la crítica, excelente. Llegar a la vez al sentimiento del público y al conocimiento del experto es algo que nos deja muy satisfechos. En la primera edición Sagi lo tuvo muy claro, por eso el formato de la gala era el de un espectáculo, en el que el texto tuviera un papel mínimo y la lírica tuviera más presencia. Sagi seguirá en esa línea.

-Este fin de semana se reúne el jurado para elegir a los ganadores de este año. ¿Serán reñidas las deliberaciones? ¿Hay favoritos?

-Los jurados van con la lección trabajada, han visto grabaciones y diverso material. El año pasado las deliberaciones fueron difíciles porque era difícil elegir. Yo tengo mis favoritos, pero creo que es mejor no darlos.

-¿Se ha arrepentido alguna vez de haber asumido la dirección de la Fundación?

-Cuando a uno le divierte lo que hace, no tiene en cuenta los malos ratos. Cuando me lo propusieron me sentí muy halagada, siempre he trabajado desde Madrid y hacerlo desde Asturias era un aliciente importante.

-¿Ha podido comprobar que las iniciativas culturales de ciudades pequeñas pueden tener éxito?

-La clave está en la diferencia, hay un factor que te distingue y eso es lo que hay que poner en valor. Oviedo lo está haciendo muy bien, se está sabiendo situar en el mapa de una manera extraordinaria. Esto es un ejemplo de cómo sacar provecho de un poco de imaginación y esfuerzo. En ciudades grandes, a veces, se pierde el eco de lo que haces.

-El segundo año, en una convocatoria como ésta, suele ser más difícil superar la prueba del público.

-Tengo más miedo que el año pasado. Es mi pequeño y secreto temor, pero confío en todos los elementos que tenemos. Cada año tiene su pequeña inquietud, y este será el de la consolidación.