Diana DÍAZ

El ciclo de conciertos que organiza el Auditorio Príncipe Felipe echó ayer el telón con la esperada actuación de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo. La formación, una de las más prestigiosas en la música sinfónica internacional, protagonizó un brillante cierre de temporada, con hitos musicales del repertorio ruso. El reconocido director Yuri Simonov dio una lección desde la batuta, llegado desde el podio de la Filarmónica de Moscú. El concierto de la Orquesta de San Petersburgo supuso, además, el arranque de una gira en la que la formación dará dos conciertos en España y después viajará a Italia y Viena.

La Orquesta de San Petersburgo mostró todo su esplendor a través de la interpretación de la obertura de «La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh», una de las óperas de Rimsky-Korsakov, en la que la formación dibujó los temas populares rusos que se entrelazaron en la distintiva escritura orquestal del autor. La suite del ballet «El lago de los cines», de Tchaikovsky, fue otra de las obras de un repertorio que destacó por su luminosidad y plasticidad. En la segunda parte, las «Danzas sinfónicas, Op. 45», la última composición de Rachmaninov, examinaron a la orquesta, a través de los recursos que presentó la página modernista y lírica.

La Orquesta de San Petersburgo, antigua Filarmónica de Leningrado, es la formación con más historia de la desaparecida Unión Soviética. Impulsó sus atriles hacia el panorama sinfónico junto a diversas generaciones de compositores de altura. En la última década, ha recorrido el circuito internacional dejando testimonio de su nivel interpretativo en las mejores casas discográficas.

En la tarde de ayer, la orquesta rusa estuvo dirigida por Simonov, quien fuera asistente de dicha formación junto a Mravinsky. Simonov, con cincuenta y cinco años frente a orquestas, fue la batuta más longeva de la Ópera Bolshoi, fundando, además, la Orquesta de Cámara del Bolshoi y la Sinfónica Masculina en Moscú. Desde Rusia, Simonov impulsó su carrera en Inglaterra, América y de ahí al mundo.

La grada respondió con entusiasmo a una velada con impronta musical rusa. La Orquesta de San Petersburgo obtuvo la ovación del público que abarrotó la sala. La formación puso el broche con un par de «bises», un «Momento musical» de Schubert y «El Cascanueces» de Tchaikovsky.

Por otra parte, el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo clausurará el próximo jueves las Jornadas de Piano, que, al igual que el ciclo de grandes conciertos, cuentan con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA. Jean-Yves Thibaudet estará al piano, acompañado por la Filarmónica de Montecarlo, en un programa que integrará «Tres danzas españolas», de Granados; «Concierto para piano n.º 5, el Egipcio», de Saint-Saëns, y la «Suite n.º 2» de «Ariadne et Baco», de Roussel.