Chus NEIRA

La carrera de la excelencia universitaria es jugosa, incierta y un tanto indefinida. El nuevo modelo universitario con el que sueña Madrid para todo el Estado, el que parte de Europa ya ha puesto en marcha, el de la calidad, la innovación y la agregación, es el que saldrá premiado el próximo día 30 tras las definitivas pruebas del próximo miércoles con la selección de unas cuantas universidades españolas para recibir el sello de Campus de Excelencia Internacional. No se sabe cuántas lograrán entrar en el club, pero sí que las que lo logren tendrán lluvia de millones en forma de subvenciones y préstamos de interés cero del Ministerio de Educación y del de Innovación.

Por ahora, Asturias ha pasado el primer corte y tendrá que competir con otras catorce universidades. Todas ellas, y la Universidad de Oviedo no es una excepción, se presentan con un programa lo suficientemente abierto como para abarcar el mayor número de áreas de conocimiento. La defensa del proyecto es, en este sentido y salvo excepciones, global, se trata de defender las posibilidades de excelencia de toda la institución universitaria. Pero también la mayor parte de candidatas apuestan por programas concretos, que es, al final, lo que persigue premiar el Campus de Excelencia Internacional, un Campus, no toda la institución.

A las incógnitas sobre el resultado final de la selección sólo cabe enfrentar las quinielas que circulan en los círculos académicos y que dejan para Asturias algún que otro lugar para la esperanza y los focos puestos en dos competidores: Santander y Santiago de Compostela.

De las quince candidatas, casi todas dan por hecho que la Autónoma de Barcelona obtendrá la excelencia en primer lugar. Su proyecto, presentado bajo el título «Barcelona Nanotechnology Cluster-Bellaterra», se apoya en un equipamiento de primer nivel, el sincrotón ALBA, se asocia con los hospitales del territorio y añade una deriva solidaria con un proyecto de Ciencias Sociales y de la Cooperación Internacional. Sí. Los catalanes lo tienen todo y también podrían tener otra Universidad dentro del club de la excelencia. Frente a la Pompeu Fabra y la Rovira i Virgili, la que más papeletas tendría en ese supuesto sería la alianza que forman la Universidad de Barcelona y la Politécnica de Catalunya, cuyo proyecto «Barcelona knowledge campus» promete convertirse en verdadero motor económico de la ciudad y captar talento internacional apoyado en el área de las Ciencias y Tecnologías de la Vida, es decir, de la Salud.

Los madrileños también cuentan con puntuar dos veces. De ser así, los proyectos más apetitosos parecen los de la Autónoma y la Complutense, frente a la Politécnica y la Carlos III. De todas ellas, es la Universidad Complutense de Madrid la que echa el resto con un proyecto que integra cinco «clusters» (asociaciones de tejido investigador y empresarial) y se cuelga la medalla de concentrar en su campus el 10% de la investigación que se produce en España.

Si es correcta la tesis que aventura un reparto equilibrado por todo el territorio, Andalucía se llevaría otra excelencia universitaria. Con tres proyectos (Sevilla, Granada, Córdoba) los granadinos parten con más papeletas que el resto. Su área de interés es la de las tecnologías sanitarias e insisten en la exportación internacional.

Como todas las universidades finalistas, tienen un área distinguida por Madrid en I+D+i que, en este caso, arrebató a Asturias la posibilidad de impulsar su área de Biomedicina.

La Universidad de Valencia y su Politécnica, también en torno a los asuntos sanitarios, podría compensar definitivamente el eje levantino (tienen un llamativo Observatorio de la Autonomía Personal y de la Dependencia) y, de ser siete las plazas finalmente asignadas, quedaría una opción para el territorio Norte.

La buena noticia, y la sorpresa, fue que el País Vasco no logró llegar a la final. La mala, que Asturias, de darse la oportunidad de pelear por esa séptima plaza, lo hará con gallegos y cántabros.

La candidatura gallega es la de Santiago de Compostela. De nuevo está dedicada a la Salud, un área que Asturias también defiende. Ellos se especializan en las Ciencias y Tecnologías de la Vida y sacan a relucir en su proyecto la idea de que convertir toda la ciudad, la tan universitaria Santiago, en campus. Por último, Cantabria ha visto cómo sus órganos de gobierno regionales se volcaban con su candidatura. Tiene un respaldo oficial, votado y aprobado en el Parlamento. Tiene, también, un socio de la importancia de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, asociada con ella en esta causa y la mirada puesta en la mar. Su área de interés es la Ingeniería Marítima y cuentan con el apoyo de la Agencia Estatal de Meteorología y del Instituto Oceanográfico.