Se anunció en verano y con el inicio del año se cumplirá. El Ayuntamiento ya tiene lista para su aprobación inminente una cláusula a la normativa que regula las licencias de actividades de los locales de hostelería que dejará sin efecto el decreto aprobado hace ahora seis años y que impuso un veto a los conciertos en los locales de la ciudad.

En 2003, y en medio de fuertes presiones vecinales, el Ayuntamiento prohibió la música en directo en los locales de Oviedo, ciñéndose al casco histórico, donde se concentran la mayoría de locales que ofrecen este tipo de actividades. Aquello dio para un tímido movimiento de protesta encabezado por los músicos de la escena local y para que, esporádicamente, sólo los establecimientos con licencia de discoteca acogieran algún que otro concierto.

Ahora, cuando, según la apreciación del Ayuntamiento, los problemas de contaminación acústica del casco viejo han desaparecido, y unos pocos bares han regresado a la programación más o menos sistemática de conciertos sin que se haya presentado ninguna denuncia, el Ayuntamiento pretende legalizar y normalizar la situación.

Según el concejal de licencias, Alberto Mortera, no se trata de una normativa complicada, sólo una nueva cláusula que busca «autorizar la música en directo en los establecimientos de 85 decibelios que reúnan una serie de condiciones, como un determinado aforo y determinadas características de insonorización». Según Alberto Mortera, en la práctica no se tratará más que de adaptar las licencias de media docena de locales que ya desarrollan esta actividad en Oviedo o que tuvieron que suspenderla hace seis años, cuando se impuso el veto a los conciertos.

Alberto Mortera, empeñado en esta iniciativa, defiende que «se trata de sacar de cierta clandestinidad una actividad que tiene que ser una bandera cultural». El concejal es consciente de que el anuncio, en verano, del fin de la prohibición de los conciertos generó inquietud entre los vecinos, pero asegura que «se tomarán todas las precauciones para que no se genere molestia alguna».

El motivo más evidente, sigue el concejal, por el que está seguro que ya no existen los problemas que llevaron a la prohibición en 2003, es que en la actualidad «vuelve a haber locales que celebran actuaciones en directo y en el Ayuntamiento no se ha recibido ni una sola queja escrita ni yo he recibido ninguna a título personal. La ausencia de quejas por los espectáculos musicales prueba que no hay razón para mantener esa situación que se aprobó en su día por una situación aguda concreta».

Mortera concluye que «no tiene sentido que se esté bloqueando la actividad de los creadores ovetenses y asturianos de poder presentar sus obras ante su público».

Lo que se suprimió por decreto se legalizará ahora por medio de la ampliación de las licencias para los locales de hostelería.

La noticia coincide, justamente, con el primer concierto que programa un local de referencia en la historia de la música en directo en la ciudad, la Santa Sebe. Una de las socias de este negocio, Yolanda Lobo, anunció esta semana que pretende «regresar despacio a una programación musical puntual, volver poco a poco». El último concierto en la Santa Sebe fue en 2003 y hasta ahora, en seis años, la única excepción fue una jam session privada con presencia de músicos como «Amaral» que se realizó con motivo de un homenaje al periodista musical Alberto Toyos.

Hoy, viernes, actuará en la Santa Sebe «Bagüés», formación liderada por el ovetense Alex Bagüés, un proyecto artístico basado en la electrónica que debuta sobre un escenario y que tiene una vinculación especial con la Santa Sebe, pues han compuesto, en su honor, la canción «sábado santa».

Desde el punto de vista del músico, y mientras otros hosteleros ya han vuelto a programar sistemáticamente conciertos en diversos puntos de la ciudad, Jorge Otero, líder de la veterana formación «Stormy Mondays», manifiesta sus dudas ante el proyecto del Ayuntamiento.

Otero juzga que la prohibición de 2003 dejó un «hueco importante de conciertos en Oviedo, que quedó fuera del circuito en beneficio de Gijón y que impidió también a los músicos de aquí tocar en su propia ciudad».

Aunque en los últimos años se ha vivido un progresivo florecimiento de las actuaciones, Jorge Otero denuncia que «sigue sin haber una sala en condiciones para actuar como lo fue en su día la Santa Sebe». Tampoco existe, se lamenta, la posibilidad que hubo en los años noventa en la ciudad, cuando cualquier grupo podía negociar con cualquier bar la posibilidad de organizar un concierto sin que el establecimiento estuviera acondicionado para ello.

«Lo que está claro es que hay miles de grupos en la ciudad, espero que sea verdad y que se den cuenta de que la música popular también es música», concluye.

«Queremos regresar, despacio, a una programación musical puntual, volver poco a poco»