Me preguntan por qué si Nueva York está en el paralelo de Madrid, 40 grados Norte, tiene un clima tan diferente; también les extraña que el clima de Boston no sea como el de Oviedo, situadas ambas ciudades en la misma latitud. Pues bien, Boston y Nueva York padecen un clima continental, resultado de los constantes vientos del Medio Oeste, fríos o tórridos, según la estación; a su vez, las baña el Atlántico, cuyas corrientes del Labrador y giro subpolar las acomete con aires del Noreste; así, mientras la ubicación en la costa modera las temperaturas, el choque de vientos provoca inviernos gélidos, primaveras y otoños erráticos y un verano que, con el calor que llega de la Planicie y la humedad oceánica, se vuelve sauna turca. Jamás podrán encontrarse dos rectas paralelas, por mucho que se prolonguen, pero sí dos climas en un mismo paralelo.