D. O.

Al nuevo edificio del talud de La Ería, a la vera del estadio de fútbol de la ciudad, se accede por la calle Ricardo Vázquez Prada. Se entra directamente a la tercera planta de las instalaciones para iniciar una visita descendente al futuro museo, un complejo de escaleras y pasillos con un sólo ascensor.

Pero no se ha quedado ahí la obra. El exterior del edificio, lo que era un entorno abandonado del talud, también se ha ganado para disfrute de la ciudad.

En la base del muro, a la altura del campo de fútbol, se ha diseñado un pequeño anfiteatro al aire libre. Se trata de un espacio semicircular en medio de una zona verde y de las vías peatonales que dan acceso al museo. En una de las zonas verdes se ha instalado un pequeño graderío de piedra del mismo color que el edificio. La intención es que pueda servir como espacio para ofrecer pequeños conciertos o representaciones teatrales.

Además, la parte alta del edificio, lo que sería la cubierta, también se ha urbanizado y se ha instalado una zona de juegos infantiles. Por seguridad, se ha instalado una valla que impide el paso hacia la parte delantera del edificio, así que es imposible asomarse a lo que fue el talud.