Arrecia la telebasura, con excepciones, que no son los telediarios: magníficos partes meteorológicos en todas las cadenas, incluida la TPA (hasta los ascensoristas nos hablan de isobaras); atinadísimos comentarios psicotenísticos de Tomás Carbonell en Teledeporte; mil y un Arguiñanos de cocina y perejil, que nos ponen los dientes largos, y poco más, hasta el cine es peleón. Lástima que en los presupuestos de las televisiones públicas no consideren una partida para la higiene, para suprimir horas y ahorrar millones con la carta de ajuste. Hablando de cartas, ahora proliferan brujas sudamericanas, oriundas del Sacromonte, que descubren, cariño mío, que si un viaje, que si líos de papeles, que si problemas de cervicales y, mecagüen la, que si nos merodea una morena. Claramente vamos hacia atrás, cualquiera es pitonisa: el futuro fue ayer.