Pablo GALLEGO

El Campoamor mantendrá las plateas junto al patio de butacas y los palcos de los pisos superiores. Con esta decisión, el Ayuntamiento da marcha atrás en el punto más polémico del plan de reforma del teatro, que incluía la eliminación de estos espacios y la construcción, en su lugar, de tres filas de asientos. Según el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, que ayer visitó el Campoamor, esta decisión se toma para respetar la estética del teatro «y tener en cuenta la opinión de sus usuarios», que ayer mismo criticaban la reforma en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA. Una frase fue suficiente: «Las plateas se quedan», afirmó De Lorenzo.

El arquitecto responsable del proyecto, José Rivas, e Ignacio Ruiz Latierro, técnico del Ayuntamiento, acompañaron a De Lorenzo en su recorrido por las zonas del teatro afectadas por la reforma. Y en todas ellas De Lorenzo demostró que le gusta estar, como él mismo ha dicho en numerosas ocasiones, «a pie de obra». El Alcalde revisó cada una de las propuestas de Rivas y expuso sus opiniones al arquitecto. En algunos asuntos -como en aclarar el tono de la pintura para ganar luminosidad- De Lorenzo aceptó las propuestas de Rivas. En otras, como la sustitución de las placas de madera de los pasillos por otras de piedra, el regidor se mostró inflexible. Las nuevas «seguirán siendo de madera», sentenció.

En las plateas que rodean el patio de butacas, la intervención propuesta por Rivas -y que en primer momento se aprobó- eliminaba el tabique de separación y ganaba espacio para 36 asientos más. Ayer, las plateas 1 y 3 aparecían ya unidas, para mostrar parte del aspecto que tendrían tras la reforma. Pero ahora las separaciones se mantendrán. También los elementos decorativos de las plateas, «que serán rojos también», precisó De Lorenzo. Todo para «lavarle la cara a todo esto», añadió, «pero dejándolo todo igual». Las que sí serán nuevas serán las butacas móviles que ocupan las plateas, tanto en el patio de butacas como en los pisos superiores, para que sean «más cómodas». «Las que hay ahora son una tortura, se lo digo yo, que después de 18 años tengo enfermedad profesional de palco», bromeó. Otra de las sugerencias del regidor fue rebajar la altura de los tabiques entre los palcos laterales, que ahora afecta a la visibilidad del escenario desde las butacas. Con las plateas aseguradas, queda por saber en qué parte del teatro se ubicarán los espacios reservados para personas con movilidad reducida, previstos en los palcos más cercanos a la escena.

Ante las protestas de algunos aficionados del Campoamor sobre el futuro de la reforma. De Lorenzo quiso agradecerles «que hayan expresado su preocupación». A continuación les envió un mensaje de tranquilidad: «Este es el teatro Campoamor, y ya rehabilitado, tiene que seguir siendo el mismo», sentenció.