Javier NEIRA

Como en la serie de televisión «Caso abierto», seis asesinatos ocurridos en el corazón de Oviedo, durante la Guerra Civil, cobran actualidad y aunque persiste el secreto, el misterio o sencillamente la falta de datos sobre lo que verdaderamente ocurrió, la historia avanza, a golpe de memoria y documentación, hacia el descubrimiento de la verdad de lo ocurrido.

Las víctimas fueron seis miembros de una misma familia: los padres y sus cuatro hijos. Vivían en la calle San Antonio de Oviedo donde el padre, Gumersindo Gómez Antón, originario de Berducedo, en Allande, tenía una funeraria, detalle que ni quita ni pone a los hechos pero les da un punto tétrico.

El caso es que en una noche cerrada del invierno de 1936-37 con la ciudad bombardeada sin parar, absolutamente a oscuras por razones de seguridad, porque lo ordenaban las autoridades militares y porque, sencillamente, apenas había fluido eléctrico, un coche se paró ante la casa-funeraria y arrancó la tragedia.

El pasado mes de noviembre se recogía en estas páginas una versión del terrible suceso. Por lo visto, dos años antes, Gumersindo Gómez Antón, en plena revolución de octubre, habría delatado a dos canónigos que estaban escondidos cerca de su casa. Fueron detenidos y fusilados.

El coche que paró ante la funeraria en la fría y oscura noche del primer invierno de la guerra iba cargado de resentimiento. O de justicia desde la óptica de los vengadores.

Sacaron al matrimonio y los fusilaron en el Campo San Francisco.

Hasta aquí, sucintamente, la versión inicial.

Pero ha aparecido una testigo con una versión diferente: María Socorro Galindo Pondal. Caso abierto.

María Galindo tiene 84 años, vive en Calpe, Alicante, con su marido, que es inglés y está al tanto de todo lo que ocurre aquí a través de internet que maneja a la perfección.

Vivió y trabajó durante muchos años en Madrid, donde reside su única hija, que es psiquiatra. Como indica con orgullo tiene asimismo tres nietos y cuatro biznietos.

María vivía con su familia en el Postigo Bajo, en el primer piso del número 8. Allí, una bala perdida que se coló entre dos ventanas mató a su madre Laína Pondal de Galindo el 26 de octubre de 1936. Como recuerda y relata ahora María «yo la encontré en un charco de sangre y no solo perdí a mi madre, perdí también mi niñez, tenía 10 años».

El Postigo, en el borde la ciudad no tenía defensa así que, muerta la madre, María se fue a vivir con su abuela, su padre, su tío -don Acacio Pondal, coadjutor de San Tirso- y su hermano Eduardo -con el tiempo entusiasta promotor del deporte en Oviedo- a la calle San Antonio, a un primer piso sobre una quesería, que era de una prima segunda de la madre fallecida y madre, a su vez, de la actriz Mari Paz Pondal.

Allí estaba María, «acabada de acostarme en una habitación del primer piso de la quesería, cuyo balcón quedaba casi enfrente de la funeraria. De pronto el silencio se rompió con el motor de un coche que se apagó muy cerca de nuestro balcón. Y se oyeron fuertes golpes en la puerta de una casa. Seguidamente, gritos, insultos, blasfemias y una voz de mujer gritando «¡No me lu llevéis!, ¡no me lu llevéis!» y golpes y gritos de dolor. Luego silencio. Se oyeron dos portazos y el coche se puso en marcha».

María niega que con tanto miedo y nula luz hubiese testigos para dar detalles que algunos después han apuntado. Y niega que a la mujer del dueño de la funeraria la llevasen andando. Y que los fusilasen inmediatamente en el Campo San Francisco. También niega la relación de las muertes con una supuesta delación porque la represión del 34 fue intenta y de aquella ya habría pesado sobre el dueño de la funeraria.

María Galindo siempre quiso saber lo que sucedió realmente. Se puso en contacto con la asociación «Todos los Nombres» y ha logrado el certificado de defunción del matrimonio formado por Gumersindo Gómez Antón, de 51 años y su esposa Olvido Díaz Fernández, de 48, ambos fechados el 14 de marzo de 1937. No consta la causa de la muerte ni dónde están enterrados.

María Galindo asimismo ha logrado el certificado de defunción de dos de los hijos: Manuel, de 26 años y Gumersindo, de 19. Son ya de finales de octubre de 1937. Sabe que ha documentación sobre los otros dos, Luis, de 23 años y Luisa, de 22 está en los archivos militares de Ferrol.

Aún laten mil incógnitas sobre el crimen múltiple de la funeraria de San Antonio 13. ¿Por qué los asesinaron? ¿cuándo? ¿dónde? ¿los cuatro hijos fueron llevados aquella noche con sus padres o todo ocurrió después? Sí, caso abierto.