Aroa FERNÁNDEZ

Las verbenas, la sesión vermú y el reparto del bollo ya no bastan para montar una fiesta popular. Sea por reclamo o diversión, las celebraciones de la zona rural suman a sus programas actividades inesperadas. Ayer, dos ejemplos. Mientras en Fitoria y Villamejil el personal roncaba a pleno pulmón en su «siesta popular con piajama y orinal», en San Cipriano de Pando andaban a fesoriazos, a ver quién lanzaba más lejos la herramienta.

En Fitoria-Villamejil, tras una noche agotadora amenizada con la orquesta «Genesis», apetecía descansar con la intención de recobrar fuerzas ante lo que presagiaba otra noche de fiesta para celebrar a San Antonio. Era un escenario perfecto para echar una siesta. María José y Lourdes, las únicas mujeres directivas de la Sociedad de Festejos, no faltaron a la cita ataviadas como merece la ocasión: con pijama y orinal. «Los hombres de la organización van a comer a sus casas y nosotras quedamos aquí, así que Chema, nuestro publicista y también organizador, decidió que podíamos echar la siesta aquí e incluirlo en el programa», explicaba María José, mientras daba cabezadas de sueño.

Aunque el tiempo no acompañó en los últimos días, ayer, el día grande, parece que San Antonio -patrón de las fiestas- se apiadó de los devotos y no dejó caer ninguna gota de lluvia hasta bien entrada la tarde. «Esperemos que el tiempo aguante hasta que acabemos las fiestas, así podremos disfrutar de los fuegos artificiales el lunes», deseaba Lourdes mientras se escuchaban ronquidos de fondo.

En San Cipriano de Pando los más deportistas celebraban el IV concurso de lanzamiento de fesoria, en el que hombres y mujeres de diferentes edades buscarían el gran premio del Día del Socio. «Fue una iniciativa que nació con la creación de la Asociación, vimos que era algo original y que a la gente le gustaba», detallaba Jesús Alonso, presidente de la Asociación de Vecinos. En esta ocasión, se alzaron con el premio Francisco Alonso e Inés Acebal. Francisco consiguió lanzar la fesoria unos 25 metros, Inés, 13, 1 metros. «En total participaron 45 hombres y 15 mujeres, más que ningún año», apuntaba José Allonca, miembro de la Asociación. Más y más preparados. Porque en el prao los había hasta con «fesoria homologada».