Pablo GALLEGO

El Campoamor abre hoy de nuevo sus puertas. El teatro ovetense, que estuvo cerrado las últimas semanas por los trabajos de reforma en su sala principal, recupera la actividad con el estreno de la antología lírica «¡Viva la zarzuela!». Las huellas más evidentes de la rehabilitación, las primeras de otras que vendrán a lo largo de los próximos meses, están en las butacas del patio y en la tarima. Las primeras han recuperado el brillo en la madera y en sus patas de forja, además de contar con un nuevo mullido tapizado con el rojo característico del Campoamor. La madera del suelo tiene luces nuevas y un tono mucho más claro del que presentaba antes de la intervención. El Campoamor huele a coche nuevo.

El alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, visitó el miércoles las obras del teatro, costeadas a través del fondo estatal de inversión local, el «plan E» del Gobierno central. Ya en la sala, y entre las butacas aún sin estrenar, De Lorenzo afirmó satisfecho que, con esta obra, «el Campoamor es un teatro renovado, pero que conserva su identidad».

El aspecto histórico del teatro fue también el motivo por el que el regidor, una vez aprobado el proyecto del arquitecto José Rivas y en otra de sus visitas a las obras, decidió conservar la división de las plateas que rodean el patio de butacas. Ahora, pintadas en el mismo «blanco elegante» que ya luce en el vestíbulo de entrada y que se utilizará en todo el teatro, las plateas esperan a que lleguen sus nuevas butacas y los cortinajes que las enmarcan como parte del «espíritu del Campoamor».

Otra de las curiosidades que hilvanan la historia del coliseo ovetense es su relación con la zarzuela. Más allá de su temporada de ópera, un espectáculo con el que se inauguró el 17 de septiembre de 1892, las obras recientes han finalizado con antologías de zarzuela. La primera, en septiembre de 1986, con Plácido Domingo y la asturiana Fefi Arregui. La última, con el espectáculo «¡Viva la zarzuela!», que se estrena hoy, con nueve funciones más por delante.

A la vista del rojo de las butacas, del brillo de la tarima, del color de las plateas y de las lámparas que los técnicos se afanaban en colocar en su lugar, De Lorenzo afirmó: «Teníamos un compromiso con 120 años de historia, y creo que hemos cumplido con el respeto que merece este patrimonio cultural». Las obras de reforma del Campoamor han superado su primer examen contra el reloj, y esta tarde el teatro ovetense volverá a abrir sus puertas a la ciudad.