David ORIHUELA

El Palacio de los Deportes de Oviedo vivió ayer la emoción y la decepción de las grandes jornadas deportivas, pero en la pista no había atletas ni jugadores, sino unos bombos al estilo del sorteo de Navidad de la lotería nacional. En vez de niños de San Ildefonso estaban el director general de Vivienda, Manuel González Orviz, y la concejala del Ayuntamiento de Oviedo Belén Fernández Acevedo, que era la que iba cantando los números. Lo que se sorteaban eran 114 viviendas en la nueva urbanización de Prado de la Vega.

En las gradas del Palacio se sentaron los 1.397 ilusionados aspirantes a inquilinos de las nuevas casas y sus acompañantes. Fueron pocos los que se llevaron la alegría de su vida, o al menos de esta Navidad, y muchos los que se resignaban, como el joven que saliendo por la puerta respondía que sí que le había tocado «seguir jugando». Peor fue el chico que se confundió y celebró que le había tocado el piso que se sorteaba en la tanda destinada a menores de 35 años. Cuando miró mejor la papeleta que tenía en la mano se volvió a sentar decepcionado ante su confusión, ya que el agraciado no era él.

En el lado opuesto, físicamente porque estaba en el otro extremo del Palacio y porque sí le tocó un piso, estaba Ana Rosa González. Confiesa que no le gustaba la Navidad, pero ayer cambió de opinión y tenía ganas de salir del sorteo para descorchar una botella de champán.

González es madre de familia monoparental y paga un alquiler de 500 euros por un piso en la Argañosa, ahora se irá a Prado de la Vega y no pagará más del 20 por ciento de lo que cobra al mes. «Casi quiero más que me toque esto que la lotería de Navidad», decía la mujer notablemente emocionada, aunque menos que la madre de su novio, segundos después de saberse afortunada. Su hija de 22 años no tuvo la misma dicha y no fue agraciada en el sorteo para menores de 35 años.

Las que también estrenarán casa son Noemí Álvarez y Marta Granda. Las dos tienen 26 años y las dos buscan trabajo. Ayer se sentaron cerca en el Palacio de los Deportes y al final la suerte se dejó caer por esa zona de la grada. «Nunca he tenido suerte en nada y venía convencida de que no me iba a tocar», decía Noemí Álvarez. Pero su suerte cambió con el número 139, que no se le olvidará en la vida. Quizá su madre, «a la que he tenido que convencer para que me acompañase después de trabajar toda la noche», le sirviese de amuleto. Ahora ya podrá independizarse, algo que ni se le había pasado por la cabeza después de varios meses buscando trabajo, «y aunque me ayudasen mis padres».

Marta Granda tampoco tenía muchas esperanzas, «y así la alegría ha sido mayor». Cuando salió la bola con el número 1.628 la chica se puso en pie blandiendo la papeleta que le había dado la suerte. Era la primera vez que se presentaba al sorteo y fue «llegar y besar el santo». Ahora esta peluquera en paro se dedicará durante unas semanas a buscar muebles y decorar su casa nueva. Es algo que le gusta, así que no supondrá ningún esfuerzo.

María Jesús Bousoño tiene 30 años y vive con sus padres. Ayer también se llevó una enorme alegría cuando el número de su papeleta apareció en las dos pantallas gigantes y se escuchó por megafonía con la voz de la concejala ovetense.

La chica reconocía al finalizar el sorteo que era como si le hubiese tocado la lotería de Navidad, pero en realidad ella prefería unos cuantos cientos de miles de euros la mañana del próximo miércoles que el piso de Prado de la Vega.

Muchos de los que estaban en el Palacio de los Deportes debieron pensar aquello de «que haya salud», como la mañana del Gordo de Navidad.

La Consejería de Vivienda del Principado se mostró satisfecha con el desarrollo del sorteo y prometió seguir desarrollando políticas de este tipo.