José Alberto Álvarez, más conocido como «José el de la Caja», por el nombre del local de programación alternativa que regenta a pocos metros del Ayuntamiento, logró ayer quitarle el sillón al alcalde de Oviedo. En realidad fue sólo una cesión temporal para que el joven, portavoz del colectivo SOS Cultura, que reclama una programación cultural más transparente y más abierta a todas las disciplinas artísticas en la ciudad, pudiera leer su manifiesto. Al acabar, aplaudieron la oposición y el Alcalde, no así los concejales del PP. Su intervención era el resultado de una proposición de urgencia presentada por el PSOE y Sánchez Ramos para que se atendiera lo fundamental del texto: rescatar la Fundación Municipal de Cultura. Se descartó la urgencia, pero Gabino de Lorenzo ordenó crear una comisión de cultura para analizar la propuesta y mandó a la concejala de Cultura, Belén Fernández, que se volviera a reunir con el colectivo para atender sus peticiones.

En síntesis, SOS Cultura reclama que la Fundación Municipal de Cultura garantice una vida cultural más abierta, respaldada por criterios técnicos y transparentes. También ponen el dedo en las carencias más sonadas del municipio, como es la ausencia de una sala de exposiciones en toda la ciudad o la desaparición de ciclos de cine en versión original, de apoyo a prestigiosos certámenes como el «Tigre Juan» o de un reparto más equitativo en las programaciones musicales, sólo dedicadas, denuncian, a la zarzuela y la clásica.

De Lorenzo, aunque mostró un tono dialogante con «estos señores» y a pesar de que aplazó la decisión sobre el rescate de la Fundación Municipal de Cultura a lo que estudie la citada comisión, desaconsejó esta operación. Descartado el procedimiento de urgencia -«es un cambio estructural que no se puede hacer a la trágala», argumentó-, defendió que idéntica programación a la solicitada «se puede hacer en el Ayuntamiento y con la más absoluta de las transparencias». Lo otro, hacerlo a través de una fundación, sería, en palabras de De Lorenzo, seguir «la querencia socialista de desviar lo que es propio de la Administración a una empresa pública, un chiringuito, y a partir de ahí seguir con opacidad y con amigos y compañeros que pasan a formar parte de la plantilla».

La portavoz socialista, Paloma Sainz, replicó que puede haber otra programación más allá de la ópera y la zarzuela, y Sánchez Ramos, gran valedor de la causa de SOS Cultura, aprovechó para volver a exigir que se pare el proyecto de viviendas de la Fábrica de Gas y que ésta sea «el gran contenedor cultural» que le falta a la ciudad.