La salida de Paloma Sainz fue aplaudida también desde las voces más críticas próximas al PSOE. Así, Nacho Vázquez, portavoz del grupo de los expulsados de la agrupación socialista ovetense en 2007, valoró que la renuncia de Sainz «la honra y dice bastante de su voluntad política, en el sentido de que es una de las máximas responsables de la debacle. Es una posición coherente y que deberían adoptar más responsables políticos del PSOE a nivel autonómico y local, porque no hay que olvidar que el fracaso es como partido». Vázquez aseguró que en la asamblea de junio «será el momento en que los afiliados de base manifestemos nuestras opiniones sobre un resultado histórico negativamente».

Vázquez, que también censuró que el actual secretario de los socialistas ovetenses, Alfredo Carreño, vaya a hacerse cargo del partido siendo también responsable de los resultados, explicó que sus problemas dentro de la estructura habían encontrado también en la persona de Paloma Sainz «alguien que nos recibió y con quien se podía hablar, aunque esas conversaciones no llegaran a buen puerto».

Wenceslao López, candidato del PSOE a la Alcaldía de Oviedo en 1979, manifestó también que la renuncia de Paloma Sainz al acta de concejal y a la portavocía «es un gesto que la honra». En parecidas palabras, Benjamín Gutiérrez Varela, perteneciente a la Izquierda Socialista, quiso «agradecerle los cuatro años de trabajo» y prefirió no opinar sobre una «decisión personal». El que fuera alcalde de Oviedo, el eurodiputado Antonio Masip, mandó a Paloma Sainz «un fortísimo abrazo» y destacó que siente por la ex candidata «un verdadero afecto».