Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Unos cuatro mil quinientos musulmanes rompieron anoche en Asturias el ayuno del Ramadán y, tras veintinueve días de abstinencia, están de celebración: hoy las familias se reúnen, hay regalos y los niños estrenan ropa. Entre todos ellos más de cuatrocientos, aproximadamente el diez por ciento, según el responsable del Centro Islámico de Asturias, Abdella Errazougui, son españoles. La Asociación Hispano-Marroquí «Azhara» convidó ayer en Oviedo, por duodécimo año consecutivo, al último «desayuno» del mes de Ramadán.

«Las puertas están abiertas para todos», invitaba Errazougui a las puertas del local, con una mesa dispuesta de un lado a otro y bien pertrechada con leche y dátiles, tortas de trigo, huevos cocidos, empanadas de carne, chabakia -un sabroso dulce elaborado con harina, huevos miel, almendras y semillas de sésamo- y, por supuesto, harira, la nutritiva sopa de legumbres marroquí con la que es costumbre romper el ayuno del Ramadán, y té.

A las nueve de la noche y cuatro minutos, hora exacta a la que se puso el sol, comenzó el banquete. Abdella Errazougui se vale de las aplicaciones de su teléfono móvil para verificar los horarios y la duración del Ramadán. Ayer mismo, al sentarse a la mesa, confirmó que el noveno mes del calendario islámico, que se rige por la Luna, había concluido. Ahora, queda esperar poco más de dos meses para celebrar la Fiesta del Cordero, que recuerda el episodio bíblico en el que Abraham ofrece a su hijo en sacrificio y que, simplificando mucho, puede compararse con la Navidad cristiana. Los musulmanes de Asturias ya planean una nueva convocatoria para ese día. La comunidad musulmana tiene pendiente en Oviedo la ampliación de la mezquita de Vallobín y en Asturias la apertura de un cementerio musulmán -Barcia, se había propuesto- donde puedan enterrarse los nacidos aquí.

Abriendo y dando a conocer sus costumbres y su religión, la comunidad musulmana se propone «acercar nuestra cultura a los asturianos», en palabras de Errazougui. Mohammed Smaili, que preside la Asociación «Azhara» recuerda que hace años, el final del Ramadán se celebraba en el centro juvenil del Campo de los Patos y después en el de Santullano. Ayer, con ellos estuvo la concejal de Inmigración, Silvia Junco, interesada en la razón de ser y las prescripciones del ayuno impuesto por el Islam. El marroquí Youssef y su compañero Aniss atendieron sus preguntas. «El Ramadán es muy importante para nosotros. Mucha gente que no tiene actividad religiosa lo sigue», explicaban. Youssef cumplió este año por primera vez con el ayuno en Asturias. «Esta vez ha sido genial. Con el calor es muy duro seguirlo, no por la comida sino porque no puedes beber nada, y los años anteriores estaba en Madrid y en Andalucía», comentaba Youssef.

Smaili explicó que esta prescripción tiene un profundo sentido espiritual y persigue un fin muy concreto. «Te lleva a sentir hambre y a comprender a quien lo pasa irremediablemente», dice, y eso aviva la solidaridad. Al terminar el Ramadán, los musulmanes han de dar una limosna. Este año, en toda España, se ha establecido una cantidad de cinco euros por persona, niños incluidos. Así nadie se quedará hoy sin estrenar ropa por no tener dinero.