Javier NEIRA

El experimento funcionó. La suma de Oviedo Filarmonía y de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias fue una multiplicación, así que el concierto conjunto que en la tarde de ayer ofrecieron en Oviedo, en el auditorio Príncipe Felipe, resultó un éxito rotundo. Obras de Ravel, Halffter y Respighi para un público en el que se mezclaban aficionados habituales, propios de los ciclos que se ofrecen en la ciudad, y otros ciudadanos que se iniciaban en la música clásica al albur de la entrada que era libre.

La cola que se formó fue de las que hacen época. Partía de la puerta del Auditorio, avanzaba hacia el Sur, rodeaba el templo parroquial de San Francisco de Asís, giraba ya en dirección Norte hasta el extremo de la plaza de la Gesta y de nuevo cambio de rumbo, ahora al Este, por la calle Calvo Sotelo hasta la altura de la fachada de LA NUEVA ESPAÑA. Sin embargo no se llenó la sala: asistieron 1.406 personas para en un aforo de 1.500 plazas. La enorme cola fue efecto, obviamente, de la dificultad de asignar plazas de asiento si no es mediante la venta regular de entradas.

La iniciativa de ofrecer un concierto conjunto, encabezada por el maestro Marzio Conti, director titular de Oviedo Filarmonía -lleva apenas dos meses en Oviedo y ya se ha mostrado como un extraordinario animador cultural- despertó mucho el interés desde que fue anunciada. Responsables del Auditorio comentaban ayer que en los últimos días habían tenido un aluvión de llamadas para interesarse por el concierto. No era para menos, por primera vez unidas las dos grandes orquestas asturianas con sede en Oviedo, ciento veinte músicos en el escenario y un programa muy atractivo «La alborada del gracioso», de Ravel; «Tiento del primer tono y batalla imperial», de Halffter y «Fontane di Roma» y «Pini di Roma», de Respighi.

La primera en la cola era una señora, Julieta Sánchez, mexicana, que lleva viviendo 35 años en Oviedo. Había llegado a la puerta del Auditorio a las siete menos cuarto. Tres cuartos de hora después se permitió el acceso del público a la sala y con orden cada cual se fue acomodando.

Entre los asistentes estaba el docto Carlos Suárez, el fotógrafo José Manuel Nebot, la librera María Jesús Polledo, el arquitecto Pedro Blanco, el empresario Santiago Silva, el neurocirujano Fernando Bueno, el profesor José Luis Prado y el político y experto en cultura Ignacio Quintana. El consejero de Cultura, Emilio Marcos Vallaure, también asistió al concierto desde una butaca de patio ya que el palco presidencial no se abrió.

Las sucesivas ovaciones subrayaron el éxito de una novedad con valores artísticos y humanos.