Llegó, corrió, se mojó y se fue. Fernando Alonso pasó ayer por Oviedo como por un circuito de Fórmula 1, a toda velocidad. El piloto de Ferrari participó en la tercera carrera solidaria por el centro de Oviedo organizada por Cajastur. Todo el recorrido se realizó bajo la lluvia.

El piloto compartió tarde de lluvia con 1.000 personas, según la organización, en un recorrido por las calles más céntricas de la ciudad, con salida y llegada en la calle San Francisco, a la altura de la plaza de la Escandalera.

Los participantes pagaron tres euros por la inscripción y Cajastur multiplicó esa cantidad por diez, hasta llegar a los 30.000 euros, que serán donados a Manos Unidas. El propio Alonso y el presidente de Cajastur, ahora Liberbank, Manuel Menéndez, entregaron un talón por ese importe a María Elvira García, delegada de la ONG en Asturias.

Esta organización destinará el dinero a la construcción de una escuela de Secundaria en Nacala, una zona muy pobre de Mozambique. Del centro educativo se beneficiarán 1.300 jóvenes, que hasta ahora sólo podían cursar estudios primarios, y más de 20.000 adultos, ya que la escuela se aprovechará para impartir otro tipo de formación.

La carrera comenzó pasadas las cinco de la tarde y media hora después todo había concluido. El primero en llegar a la meta fue el joven Pablo Mallada, de 18 años de edad, que repite victoria. El atleta ya ganó el año pasado, que no llovía, con lo que puede presumir de haber ganado a Fernando Alonso tanto en seco como en mojado. El piloto bromeaba al comienzo de la carrera con Manuel Menéndez sobre lo resbaladizo del pavimento de la calle San Francisco. No hubo declaraciones, a los pocos días de anunciar su divorcio, pero los aficionados disfrutaron de la presencia de Alonso.