Carolina G. MENÉNDEZ

Violet Byamighisba, viuda y con diez hijos; Agnes Syrivia, de 40 años, con 6 hijos, o Eliazar Bamuhamquime, de 59 años, con 15 hijos, son tres campesinos de Uganda que cultivan café y lo venden a Intermón Oxfam, ONG promotora del comercio justo, sistema empresarial que suprime la figura de los intermediarios y las multinacionales para que los agricultores de países subdesarrollados reciban por sus cosechas un salario más alto que les permita vivir dignamente.

Estos tres cultivadores de café son los protagonistas de la exposición que ayer inauguró Intermón en el auditorio Príncipe Felipe, donde permanecerá abierta hasta el próximo sábado, día 11. Bajo el título «Descubre quiénes están detrás de un café bueno», unos paneles informativos y un vídeo de diez minutos de duración dan a conocer el trabajo de estos agricultores al tiempo que explican en qué consiste el comercio justo. Dicha muestra se completa con la charla que a las siete y media de la tarde de hoy ofrecerá el artesano Vikas Kumar, de la cooperativa Tara, en la India.

Gracias al comercio justo, señala Silvia Alonso, voluntaria de la organización no gubernamental, «los campesinos de Uganda o de otros países de África o de Sudamérica pueden tener calidad de vida». Y ¿por qué es más beneficioso para ellos vender sus productos a esta organización que a un intermediario que, a su vez, los vende a un exportador, y éste a una multinacional? Las cifras hablan por sí solas: un kilo de café Kiboco, por ejemplo, se compra por 500 shillings (1 euro = 2.700 shillings), mientras que Intermón paga por él 1.300 shillings. «Es casi tres veces más y, además, para que los agricultores no se endeuden con los bancos, se les da una entrada para hacer frente a los gastos y se les asegura la compra de toda la cosecha a un precio razonable», manifiesta Silvia Alonso, que actúa de guía de la muestra en el Auditorio y ofrece la degustación de una taza de café a quienes la visitan para que comprueben el sabor y la calidad del producto que vende la institución con la que colabora y que puede adquirirse, además de en las tiendas Intermón (en Oviedo se encuentra en la calle Río San Pedro), en algunos supermercados de la región.

Para el consumidor, la diferencia de precio entre adquirir un café de marca y otro de comercio justo, siempre que ambos sean de la misma calidad, «es ridícula, pero abismal para quien trabaja la tierra». Así, un paquete de café superior de 250 gramos con el sello de una multinacional le cuesta al consumidor 2,19 euros, frente a los 2,39 que vale el del comercio justo.

Con esta pequeña diferencia de precio, el cliente adquiere un producto ecológico al tiempo que «favorece la igualdad de sexos (muchas cooperativas están integradas por mujeres) y combate la explotación infantil, «en estas cooperativas está prohibido el trabajo infantil», señala Silvia Alonso.

Y además de café, el comercio justo ofrece una amplia variedad de artículos, que van desde arroz, chocolate, azúcar o pasta, entre otros, hasta una amplia variedad de objetos de artesanía.