«Si el Real Oviedo estuviera en Primera División el turismo de la ciudad lo notaría mucho, pero no sólo en cada partido, sino en la gente que regresaría después de turistas, como ya tenemos ejemplos».

Esta afirmación la hizo ayer el ex futbolista internacional Carlos Muñoz durante una charla-coloquio muy animada en la Escuela Universitaria de Turismo de Asturias. Jugador de la selección española y del Real Oviedo, contó con espontaneidad sus experiencias a los alumnos de los ciclos formativos de Grado Superior de Guía, Información y Asistencias Turísticas así como el de Gestión de Alojamientos Turísticos. El deportista fue presentado por Ana Álvarez, responsable de los ciclos formativos de esta escuela, que con sus preguntas lo sometió a un completo interrogatorio.

Para defender su tesis de la importancia del fútbol de la primera categoría echó una vista atrás. «El partido de la UEFA que jugó el Real Oviedo con el Génova trajo a la ciudad a muchos italianos que nos siguieron visitando durante tres o cuatro años e incluso algunos hasta eligieron a Asturias para veranear».

Y como la intervención de Carlos Muñoz tenía que ser didáctica, como se esperaba, se refirió a la importancia que tienen los guías turísticos y los profesionales de la hotelería en el desplazamiento de los equipos de fútbol.

Su experiencia de veintidós años viajando por campos de fútbol de España y de Europa no cayó en saco roto. Poco a poco fueron aflorando los recuerdos, algunos malos, como cuando viajaron a Mallorca con el Oviedo y en el aeropuerto se perdieron las maletas, con las botas de jugar al día siguiente incluidas. «A última hora llegaron, pero si esto le hubiera pasado al Barcelona, la repercusión mediática habría sido muy grande, igual que el descrédito para Iberia».

Más anécdotas. Como jugaban el partido a las cinco de la tarde tenían que comer a las doce, pero no había llegado el cocinero; o cuando de viaje a Zaragoza se quedaron a dormir por el camino y no les sirvieron la cena por la hora.

Pero no todo fue un camino de espinas para este jugador, más bien lo contrario. Durante los muchos viajes que tuvo que hacer con los equipos en los que jugó se encontró con magníficos guías turísticos. Deben, aseguró, implicarse en lo que están explicando y saber transmitir su interés aportando conocimientos «para acaparar nuestra atención», sin olvidar la amabilidad en el trato. Eso sí, sin caer en el pelotilleo siempre molesto. «La naturalidad es lo que más se agradece», apostilló el futbolista.