Elena FERNÁNDEZ-PELLO

El Servicio de Atención Psicosocial a la Mujer, emplazado en el centro de salud de La Ería, ha abierto sede en Avilés. El Sespa (Servicio de Salud del Principado) apuesta por acercarlo a sus usuarias y «descentralizarlo» y para ello ha trasladado al psicólogo que tenía asignada la atención a las mujeres de Avilés a esa ciudad. «Los recortes económicos no han permitido hacer lo mismo en Gijón», reconoce la coordinadora de Salud Mental del Principado, Pilar Saiz, pero apunta que el proyecto se mantiene.

El Servicio de Atención Psicosocial a la Mujer está dirigido a mujeres víctimas de la violencia en el ámbito familiar, que llegan a él desde los centros de salud o desde Salud Mental, hospitales, asociaciones de mujeres o servicios sociales. Es un programa que tiene su origen en un convenio suscrito en 2003 con la Consejería de Presidencia, como titular del Instituto de la Mujer, y el Sespa. Inicialmente se ofrecía en el Hospital Monte Naranco y en julio de 2005 se trasladó al edificio de La Ería, aunque funciona independientemente del centro de salud.

En La Ería, el programa era prestado por tres psicólogos: uno atendía a las mujeres de Oviedo y su entorno, otro a las de Avilés y un tercero a las de Gijón. En 2009, estos dos últimos comenzaron a atender a sus usuarias dos veces por semana en un centro de su municipio. La cercanía de la prestación, señala Pilar Saiz, hizo aumentar la demanda. En Avilés, por ejemplo, de 15 mujeres atendidas en 2008 se pasó a 47 en 2009 y en 2010 fueron ya 119. En Gijón había 52 usuarias en 2008, 86 en 2009 y 128 en 2010. «Ese ascenso no se debe a que haya más maltrato, sino que significa que más personas que necesitaban este servicio acuden a él, por la proximidad», argumenta Saiz.

Las cifras de usuarias de Oviedo han ido ascendiendo en estos años, pero más gradualmente: en 2007 fueron 133, en 2008 bajaron a 114, en 2009 subieron a 160 y en los dos últimos años fueron 190 y 242.

En vista de estos datos, la coordinadora de Salud Mental considera que «lo más lógico es que el programa esté descentralizado».

Saiz ha previsto que el profesional que atiende Avilés se haga cargo también de las usuarias de Jarrio, el de Gijón asumirá a las de Arriondas y Oviedo se hará cargo de las de Cangas del Narcea -que aunque está distante apenas tiene demanda- y el área central, y tal vez de Mieres y Langreo.

Los planes para el servicio de atención psicosocial, que el año pasado atendió a unas ochocientas mujeres, van más allá de la «descentralización». Saiz se propone «dotar cada servicio de recursos propios e integrarlos en los centros de Salud Mental de sus áreas correspondientes». De ese modo, añade, los psiquiatras y psicólogos de éstos estarían más sensibilizados hacia el maltrato y las actuaciones serían más eficaces.