Elena FERNÁNDEZ-PELLO

En su primer acto público, la inauguración del congreso nacional de dermatología y venereología ayer en el Palacio de Buenavista, Faustino Blanco, consejero de Sanidad desde hace cinco días, desdramatizó los recortes que se avecinan. «No son los de Manostijeras», dijo, pero los habrá, porque, advirtió, son necesarios para «hacer viable y sostenible este sistema sanitario, tan equitativo y solidario». Los «más importantes» atañen al capítulo de farmacia, con la aplicación del decreto de Ana Mato para la reforma de la sanidad y poniendo el acento en la prescripción de genéricos. En ese apartado, afirmó Blanco, tenemos «un nicho de ineficiencia», pero es en lo que se refiere a la jornada laboral de los profesionales de la sanidad donde el Consejero se expresa con más firmeza. «El incremento de jornada es una obligación», declaró y su empeño ahora es determinar «cuál es el mejor método, el que tendrá mejores resultados en términos de productividad y eficiencia del sistema».

La jornada laboral en la sanidad asturiana está fijada en 35 horas semanales y se especula con la posibilidad de ampliarla a 37,5 o incluso a 40, repartiendo la atención entre mañanas y tardes.

Blanco tuvo palabras de reconocimiento para el personal sanitario, por su esfuerzo. «Vengo de la práctica clínica y sé lo que sucede en el día a día. El sistema se sostiene por los grandes profesionales», reconoció. El Consejero repitió en varias ocasiones que «la sanidad es una prioridad de Gobierno». Él, comentó, prefiere hablar de «situación delicada» más que de crisis. En todo caso, puntualizó, la de la sanidad pública es «una crisis de modelo, agravada por la de la economía» y lleva años pendiente de resolución, con problemas como la dimensión del sistema y la incorporación de nuevas tecnologías.

Durante el acto inaugural del congreso, que se celebró en la sala principal del Palacio, José Sánchez del Río, su presidente, se refirió a la necesidad de reorganizar las unidades de gestión clínica en dermatología y propuso crear tres grandes áreas, «más funcionales», con Oviedo, Gijón y Mieres a la cabeza de cada una de ellas.

El otro gran protagonista de la velada fue el bioquímico Carlos López-Otín, que recibió la distinción de honor de la Academia Española de Dermatología. «Todos somos exploradores, vosotros de dos metros cuadrados de piel y nosotros (por su equipo) de dos metros lineales, lo que mide el DNA de las células», observó, en una intervención sobre implicaciones dermatológicas de sus investigaciones.

En la inauguración del congreso, al que asisten 1.100 profesionales de toda España, participaron el presidente de la Academia Española, José Carlos Moreno; la concejala Trinidad Orviz y el vicerrector de la Universidad de Oviedo, Julio Antonio González. La banda de gaitas «Ciudad de Oviedo» y el concierto de jazz de Isaac Turienzo cerraron la jornada.