Oviedo, Andrea LORENZO

Igual que Belarmino Fernández, presidente de la Asociación Cultural de Bueño, pasea presumiendo de pueblo -ejemplar desde que el viernes recibió el galardón de la Fundación Príncipe- lo hacen los pintores venidos del norte y del sur de la Península cada octubre, cargados con sus caballetes y lienzos, para tomar parte en el certamen de pintura. Fernández, cabeza visible de todo el equipo que ha trabajado para conseguir este galardón, recorre las calles de Bueño describiendo con detalle la apretada agenda cultural con la que cuenta esta localidad de Ribera de Arriba donde la unión de los vecinos destaca por encima de todo.

En Bueño, todos a una. En febrero se disputa un concurso de postres, un festín de olores y sabores caseros que muchos siguen elaborando en sus cocinas de carbón. En junio, Bueño se llena de amantes del jazz. Algunos de los más destacados intérpretes internacionales de este género han tocado entre el medio centenar de hórreos de esta localidad con 150 habitantes censados, aunque residentes permanentes son unos 80. Apenas unas semanas después llega el turno del festival de cine al aire libre.

Y todo en el lugar menos pensado. «Sí, ahí, justo detrás de la térmica. A cinco kilómetros de Oviedo. Detrás de esa central tan fea te encuentras una isla de tranquilidad al lado de toda esta actividad industrial», indica Adrián González, nacido en Bueño y ahora estudiante de Arquitectura en Madrid. Así se lo relata a todos los amigos incrédulos a quienes habla de su pueblo y de la actividad que se despliega en él.

«Pero todo esto sólo se logra con unidad», subraya el presidente de la asociación cultural y «alma» de la candidatura, Belarmino Fernández. Se convoca una sextaferia, y ahí están los vecinos con carretillas, brochas y escobas. Vienen los artistas al certamen de pintura, y ahí están los vecinos con una botella de vino y otra de sidra, un bollo preñao, postre, fruta y agua para cada uno de los participantes. Y cuando el pueblo puede estar en peligro, más. Cuando en los años ochenta había un proyecto para ubicar en el valle una fábrica papelera entre todos reunieron el dinero para contratar a un abogado. «Ahí están siempre los vecinos. Tenemos mucho que aprender de Bueño», sentencia César Pello, impulsor del certamen de pintura.

Esta aldea sabe elegir, destaca Belarmino Fernández. No les vale cualquier cosa. «Queríamos hacer un certamen de música, pero no queríamos que se transformase en una simple feria, y el jazz suele congregar a personas con cierto nivel cultural», justifica. Así, los vecinos abren las puertas de sus fincas para que todos los coches que acuden a los conciertos puedan aparcar. Pronto se implican en todo lo que se organiza y con todo el que llega. En la primera edición del certamen de pintura, recuerda Pello divertido, «había un poco de susto y timidez, pero a las pocas horas de comenzar ya estaban discutiendo con los pintores sobre el color «inapropiado» que utilizaban en sus óleos». «Pues yo no veo el hórreo de ese color», reivindicaba una de las vecinas ante el caballete del concursante. Porque «lo cultural e intelectual» preocupa a los habitantes de Bueño, afirma Belarmino Fernández. «Es un pueblo pequeñito, pero yo creo que destacamos por el nivel formativo», señala el presidente de la asociación vecinal. «Piensa que no superamos los 80 habitantes y de Bueño salen médicos, arquitectos, ingenieros o abogados», argumenta mientras señala casas y cita los casos de algunos personajes ilustres que nacieron en Bueño.

El esfuerzo viene de todos los frentes. Ahí está el alcalde de Ribera de Arriba, «que llora mucho y consigue el doble», según comenta algún vecino. «Para eso me nombraron. Para ser perseverante por ellos y, si se quiere, pesado», afirma su regidor, José Ramón García.

En los últimos años todos reconocen las mejoras que se han hecho en el pueblo. Bueño se ha puesto muy coqueto con nueva carretera, construida este año. Ningún hórreo se deja deteriorar. Queda por terminar el proyecto de soterramiento del tendido eléctrico, «pero el Alcalde nos ha asegurado que va a hacer la adjudicación la próxima semana y que una de las condiciones que pondrá será que lo terminen a tiempo para la visita de los Príncipes», asegura el presidente de la asociación cultural de la localidad.

Durante estos días y hasta la visita real, 27 de octubre, Bueño girará en torno a planes y preparativos. Ya están barajando proyectos para todo menos para los 25.000 euros del premio, «porque nunca nos presentamos por el dinero, sino por lo que conlleva de orgullo para todos nosotros el ser "Pueblo ejemplar"», explica Fernández. Como la entrega coincidirá con el certamen de pintura rápida, a los organizadores les gustaría que una selección de los treinta mejores pintores trabajen mientras los Príncipes caminan por sus calles. También el grupo de teatro podría preparar «algo típico» para dar aún más colorido a la jornada y los hórreos serán protagonistas «seguros». «Aunque aún no sabemos cómo», indica Belarmino Fernández. Ya empieza a notarse el efecto del premio al "Pueblo ejemplar". Llegan los turistas. «Lo escuchamos ayer y nos acercamos a verlo», dicen Miguel del Val y Marta Usabel, burgaleses de vacaciones en Oviedo. El presidente de la asociación confirma que en tan sólo veinticuatro horas ya han notado mayor afluencia de gente. La proximidad de la capital juega a su favor y, durante la celebración vecinal del viernes, eran muchos los que bromeaban con que al estar tan cerca de Oviedo «el Príncipe no podrá venir en helicóptero y lo podría hacer andando».