Setenta y dos músicos, 56 de la OSPA y 16 de la OFIL, dirigidos por Daniel Sánchez, ofrecieron ayer, a la siete de la tarde, un concierto en la plaza de la Gesta a favor de la continuidad de las orquestas, contra los recortes y la subida del IVA cultural. A la misma hora, y en 16 ciudades españolas, 23 orquestas con mil músicos reivindicaron lo mismo. En el caso de los dos conjuntos asturianos un portavoz destacó el agradecimiento a las instituciones asturianas, deslocalizando en parte la queja porque la situación en el Principado no es dramática. Jorge Martínez, líder de «Ilegales», leyó el manifiesto -igual en los 16 conciertos- y añadió una coletilla: «Si no hay futuro en la música, en el trabajo y en la sanidad es que alguien se lo ha llevado a Suiza».

Ante la fachada de la iglesia de San Francisco formó la orquesta y, en un amplio semicírculo, el público. Los niños que jugaban por la zona se pusieron en primera fila, sentados en el suelo.

El maestro Sánchez -clarinetista de la OSPA- atacó la obertura de la ópera «La Gazza ladra», de Rossini, con el ritmo trepidante del compositor italiano, destacando el flautín, mientras un mendigo, aprovechando la ocasión, pasaba la gorra.

Entre el público Ignacio Vidau, presidente del Tribunal Superior de Justicia; los profesores Luis Valdés, José Luis Prado y Javier Suárez Pandiello, el doctor José Luis Alonso, Jaime Martínez, presidente de Ópera de Oviedo, y Pepe el Ferreiro, fundador del museo etnográfico de Grandas de Salime.

La orquesta interpretó después el excelente primer tiempo de la «Sinfonía número 40 de Mozart». Gustavo Fernández Buey, violinista de la OSPA, leyó un breve comunicado indicando que los músicos de las dos orquestas «conscientes y agradecidos de la sensibilidad por parte de las instituciones asturianas hacia la música, una de las más importantes señas de identidad cultural de la región», participaban en el concierto de denuncia y solidaridad que se estaba ofreciendo simultáneamente en toda España.

Jorge Martínez, líder de «Ilegales», leyó entonces el manifiesto. «Durante los últimos 30 años, se ha logrado construir un plantel de orquestas sinfónicas profesionales de gran nivel que ahora se ve amenazado con reducciones, supresiones, limitación de plantillas y planes de discontinuidad que, de llevarse a cabo, volverían a sumir a España en el penoso estado musical en que se encontraba hace 30 años». Indicó después que «destruir una orquesta es tan grave como cerrar una biblioteca o un museo. Un país que se precie debe cuidar a sus orquestas para que puedan representar su cultura y su riqueza musical. El trabajo y futuro de nuestras orquestas depende de las normas y leyes que se van creando o destruyendo. Por eso es muy importante alcanzar un pacto por la cultura, un pacto por la música en la infancia, en las escuelas, en los conservatorios y en la vida cotidiana». En otros párrafos el cantante señaló: «Pedimos a la ciudadanía comprensión, apoyo y solidaridad. Ofrecemos trabajo, calidad, estudio y compromiso social para servir como puentes entre los ciudadanos y la cultura. Este primer concierto simultáneo que gratuitamente ofrecemos el día de hoy sellará el compromiso que los músicos profesionales de las orquestas sinfónicas contraen con los ciudadanos, con las instituciones y con los gobernantes a los que solicitamos responsabilidad social, visión de futuro y sana ambición política para que los músicos españoles, las orquestas sinfónicas, los auditorios, las escuelas, los conservatorios y los locales de ensayo de cualquier grupo musical sigan siendo laboratorios en los que se estudia con la ilusión de ejercer el noble trabajo de músico y servir a la comunidad». Terminó diciendo que «con este concierto que se realiza a la vez en toda España se quiere transmitir al público nuestro agradecimiento por asistir a los conciertos y manifestaciones musicales y hacer posible que la vocación y la profesión se fundan en un mensaje humano y artístico para divertir y emocionar a la vez a todos aquellos que quieran abrir sus oídos y sus corazones a la música».

La obertura de «La boda de Luis Alonso», de Giménez, puso aún más ritmo a la sesión. Detrás de los violines Xana y Marta, dos niñas de 3 años, no paraban de bailar. La interpretación fue muy aplaudida. Para cerrar del concierto, la orquesta ofreció la pieza «Todos somos música», de Luis Cobos, también premiada con una larga ovación por el público que agitaba los abanicos para combatir el calor de uno de los mejores días del año.

Como propina, «Escenas asturianas», de Benito Lauret, que fue director de la Orquesta Sinfónica de Asturias (OSA), una pieza que se remata con el «Asturias, patria querida». Pilar Aguirregabiria, viuda del maestro Lauret, cedió los derechos de las partituras de «Escenas Asturianas» para que se tocaran en el concierto reivindicativo y solidario.