Mediterráneo, vino, mistral y amor. "Marina", la inmortal ópera de Arrieta, jugó a fondo los cuatro elementos, ayer, en el Campoamor y el público, encantado, devolvió una ovación final de 4 minutos y 58 segundos. El tenor Antonio Gandía, como Jorge, y el bajo Luis Cansino, en el papel de Roque, fueron los grandes triunfadores de la noche, con una excelente actuación del Coro Capilla Polifónica "Ciudad de Oviedo" representando al pueblo catalán tan español allá por 1871, cuando se estrenó la obra y queda reflejado en la historia. El tercer título del XXI Festival de teatro lírico resultó redondo.

La dirección de escena de Ignacio García subrayó el carácter del Ampurdán, dulce con arranques de furia. El maestro Oliver Díaz y "Oviedo Filarmonía" se hicieron con la ópera desde la hermosa obertura.

"Brilla el mar engalanado", cantó Sonia de Munck con un difícil agudo final, y toda la noche siguió encadenando aciertos. Y marcó territorio Gandía al cantar de entrada "Costas la de Levante, playa la de Lloret", con un final tremendo. Orfila, como Pascual, volvió a ganarse al público carbayón.

El amor se frustra entre malentendidos y el cuarteto canta "Ya nunca más", cargado de melancolía. En la escena del astillero Casino se fue imponiendo, el coro cantó "La novia no parece muy satisfecha estar" y afrontaron dos números recuperados por la profesora de Musicología de Oviedo María Encina Cortizo: una bella sardana y un dúo hasta el concertante final. Tras el descanso, "A beber a beber y a apurar" y una sucesión de pasajes a cual más bello hasta que Gandía/Jorge canta "Marina, yo parto muy lejos de aquí", caen en la cuenta del amor mutuo, final feliz y el público, encantado.