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Albare y la elegancia del ritmo

El festival de Bueño se despidió ayer con gran ambiente entre el público, el sólido jazz del australiano y la sensibilidad en el turno de "Carli, Carrio & Chastang"

Albare, posando delante de un hórreo en Bueño horas antes de su concierto de anoche. luisma murias

Ya se intuía desde la prueba de sonido el jazz de calidad que iba a dejar el australiano Albare cuando salió al escenario de Bueño, al filo de la medianoche, para cerrar el festival de la localidad de Ribera de Arriba. Horas antes, todavía con antelación suficiente a su turno, el que abría la jornada, Adrián Carrio comentaba que su repertorio, en realidad el del trío "Carli, Carrio & Chastang", iba a estar salpicado de composiciones propias, pero también de otros, como Perico Sambeat e Iñaki Salvador. Tenía en la recámara un homenaje a Horace Silver, seguramente por esa afinidad hard bop. Y así fue, como iba explicando el instrumentista durante el concierto de la noche de ayer.

Durante su intervención "Carli, Carrio & Chastang" dejaron muestras de su sensibilidad tocando lo elegido y, efectivamente, de su manera de culminar cada pieza, con esos detalles que cada cual propone en el mundo jazz. Carrio lleva un tiempo en Madrid y, al margen de otra formación paralela, está muy ajustado al trío, con el que se mueve por salas de la capital. Lo suyo fue una entrada perfecta y muy considerada por el público, cómodo y concentrado en una noche cálida como la de ayer, a la espera de Albare y su formación, las estrellas este año.

Tan tarde salió Albare -más allá de la medianoche- que sus músicos, varios latinos y sin una tele con el canal preciso a mano, se informaban por boca de LA NUEVA ESPAÑA del electrizante Holanda-Costa Rica que se jugaba en Brasil.

El concierto de Albare arrancó ya al día siguiente, después de las doce, y ya las primera notas despertaron emociones en el personal, que cada año contempla y disfruta los registros jazzísticos que desfilan por la plaza. Todavía con luz solar, Albare ya había mostrado, en el ensayo de horas antes, que su sonido respira de buena atmósfera y su ritmo tiene nervio. En esa fase de "calentamiento" no sólo él y su guitarra hicieron virguerías, sino que invitaban a quien le llegara el sonido de la prueba a acercarse al show de la noche.

Albare estaba encantando ya antes de echar mano de su instrumento: encantado con el ambiente y con las coincidencias. Se sorprendió de que su festival, el de Melbourne (Australia), naciera en 2000, como el de Bueño, y se sorprendió del paisaje natural asturiano, que le cautivó.

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