"Hacemos lo que buenamente podemos. Solo la mirada agradecida de un animal merece la pena". El inspector Félix Fernández de la Policía Local de Oviedo es uno de los protagonistas, junto a su compañero Rafael A. P., de una historia mitad humana, mitad animal, con final feliz. El pasado domingo no dudaron en tirarse al río en Trubia para salvar a un perro de caza de raza setter que estaba a punto de ahogarse, atrapado entre unas zarzas. "Ya había agotado sus fuerzas, estaba exhausto", explican los agentes. El animal descansa ahora en el albergue municipal de Oviedo a la espera de que alguien lo reclame.

Todo comenzó el domingo, a mediodía, cuando una chica llamó a la Policía para alertar de la situación: un perro se estaba ahogando en el río Nalón, a la altura de la antigua central hidroeléctrica de Trubia. Félix Fernández, responsable de la unidad rural de la Policía, era el jefe del turno de tarde. Como manda el protocolo, activaron al Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS). Sin embargo, la patrulla de la Policía Local llegó antes al lugar. "Mi compañero no dudó en tirarse a por el perrín. Estaba entre unas zarzas y el pobre no podía salir, ni para arriba ni para abajo. Lo cogimos por las patas, sacamos medio cuerpo, y luego las de atrás", explica Félix Fernández sobre el rescate del animal. "Los ojos de agradecimiento son dignos de ver, no se me olvidará fácil esa mirada", añade el inspector sobre el Setter.

Los bomberos se llevaron al animal al cuartel del Rubín y allí hubo problemas con la lectura del chip. "El lector no funcionó", explicaron ayer fuentes de la Policía Local. Esa misma noche dejaron al perro en el albergue municipal de La Bolgachina. Su responsable, Froilán Neira, desconocía ayer la procedencia del animal. "Tenemos una jaula en la que dejan los animales cuando no estamos. Llegamos el lunes por la mañana y nos encontramos un setter aterrorizado que nos enseñaba los dientes. Nos llevamos unos cuantos mordiscos. Se quería comer hasta el lector del chip", indica el responsable de La Bolgachina. Así que han optado por dejar al perro solo, para que descanse, e intentar averiguar hoy, más relajado si tiene chip. "Ojalá nos equivoquemos y no lo hayan tirado al río", esperan sus rescatadores.