Se llama "Ewok", es un perro Shih Tzu de cinco años, color blanco canela y de ocho kilos de peso. Está en paradero desconocido y la policía lo busca.

Se sabe que el domingo por la tarde, a eso de las 14.40 horas, entró en un tren destino Pola de Lena en la estación de Llamaquique. Iba atado con una correa "improvisada" que llevaba un señor de unos sesenta años, pelo canoso y "un poco gordo". Así lo muestran las cámaras de seguridad de la estación, que grabaron al hombre con el animal camino del tren. No había duda, era él. "Lo distinguí perfectamente", confirma su dueña, Covadonga Palacios.

En esas imágenes, el perro todavía llevaba en el cuello la correa roja que le identificaba. Allí estaba escrito su nombre, la dirección de la casa de sus dueños y un número de teléfono. El hombre pudo llamar para devolver a la mascota. Pero no. Lo cogió, se inventó una correa, le metió en el tren y se lo llevó. Se lo llevó a algún lugar. La policía cree que está en la zona del Caudal: quizá Mieres, quizá Pola de Lena. Pudo haberse bajado, no obstante, en cualquiera de las estaciones de esa línea. Por eso no se descarta nada.

Al cierre de esta edición continuaba desaparecido. Los dos hijos de Covadonga, de tres y un año respectivamente, ya han preguntado por él. No lo ven desde el domingo, cuando, a mediodía, "Ewok" jugaba como siempre en la calle Telesforo Cuevas, una peatonal que comunica la Avenida de Galicia con la calle Comandante Caballero, una zona cercana a la Plaza de América.

Ese día, en torno a las 14.30 horas, Covadonga se despistó con sus hijos y cuando levantó la mirada su perro ya no estaba. Pensó que se habría ido detrás de una perra en celo. Y fue a su búsqueda. Caminó hacia la zona de Llamaquique, por la zona del instituto Aramo, siguiendo la ruta que hacían todos los días. Ni rastro. Llamó a su marido, Javier, que miró por donde Villa Magdalena. Nada. Cogieron el coche y rondaron el centro: Uría, el Campo San Francisco... Nada. Una hora y media de búsqueda infructuosa. "Había algo raro", cuenta Covadonga, que fue a la policía y lo denunció.

Después, lo puso en Facebook, donde alguien le advirtió que le sonaba haberlo visto por Llamaquique. La Policía Nacional lo confirmó al rato: había un vídeo de un hombre con un perro entrando en un tren. Covadonga lo vio y, efectivamente, era él. "Llevamos varios días de mucho disgusto", comenta, y confía en que el ladrón le devuelva a su mascota.