El alcalde de Oviedo, Wenceslao López (PSOE), quiere revisar el plan de movilidad que entró en funcionamiento hace un año, y que supuso la modificación del recorrido y las frecuencias de las líneas de autobús, ante las protestas vecinales. El municipio lo hará para atender fundamentalmente las quejas que se han recibido de núcleos rurales como Villamar y otras zonas de la falda del Naranco, que consideran que el plan de movilidad ha mermado la calidad del servicio.

El regidor socialista también tiene la intención de poner en marcha un autobús turístico y un plan para fomentar el uso de los transporte público entre las personas que visitan la ciudad. En este punto, López puso sobre la mesa la posibilidad de crear líneas lanzaderas con destino a los puntos del concejo con mayor interés turístico.

Además, el Ayuntamiento quiere reducir el precio de los billetes para los niños y los estudiantes. Éstas fueron algunas de las peticiones que López, junto a la edil Ana Rivas, responsable de Transportes, transmitió ayer a responsables de la empresa Alsa, propietaria de Transportes Urbanos de Asturias (TUA). "Hay vecinos que no están contentos con los cambios", arguyó López tras el encuentro, en el que tuvo como interlocutor a Javier Martínez Prieto, director de zona de Alsa.

Otro de los asuntos que se abordaron durante la reunión con los responsables de la concesionaria del transporte urbano, se centró en los problemas que, a juicio del Ayuntamiento, está acarreando a los usuarios el bono de viajes, fundamentalmente su caducidad mensual. La empresa se comprometió a formar parte de una mesa de trabajo en la que está previsto que participen las asociaciones de vecinos en busca de soluciones.