José Manuel Vega Gutiérrez, "Selito", el alfarero de Faro (Limanes) sigue la tradición secular de la cerámica de la localidad ovetense, que sus antepasados han elaborado ininterrumpidamente desde hace siglos. Lleva décadas modelando piezas, tal y como aprendió de su padre y de su abuelo. El taller de "Selito" data del siglo XIII y es historia viva del arte ovetense con mayúsculas. Selito quería un museo para Faro, lleva décadas luchando por él. Por fin, el proyecto se hará realidad en el año 2017. Así lo aseguró el pasado miércoles el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos (IU), durante la presentación de lo que ha llamado un "plan de despegue" para potenciar "uno de los mayores activos del patrimonio cultural asturiano y ovetense, por detrás del Prerrománico". Para llevar a cabo el plan será preciso adquirir un terreno de 6.000 metros cuadrados y abrir un concurso de ideas para redactar un proyecto, que concluirá con la licitación de la obra y la realización del museo. Será un museo vivo, con talleres para enseñar a las nuevas generaciones el arte de la alfarería y mantener la tradición que él tanto ama.

Un alumno aventajado que siempre quiso ser artista. "Nací en Faro el uno de septiembre de 1949. Me crié en el pueblo, jugué en sus calles y allí di mis primeros pasos y aprendí las primeras letras. Después fui al colegio a Oviedo y más tarde me matriculé en la Escuela de Arte. Siempre apunté maneras de artista. En la Escuela estuve tres años, de los 15 a los 18, entre 1965 y 1968. Era una gran escuela que entonces se llamaba de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de San Salvador. Estaba donde el antiguo conservatorio de la calle del Rosal. Por aquel entonces sobrepasaba con creces el nivel que hoy tienen las facultades de Bellas Artes".

Ilustres profesores para un discípulo destacado. "Tuve como profesores de dibujo a Adolfo Folgueras, Rafael Borbolla y a Magín Berenguer. Hice dibujo y escultura. Entonces me tiraba más que la pintura y es curioso, porque ahora me atrae más pintar. También fui alumno de Félix Alonso Arenas, que vive en Sevares, y a José María Porta de la Lama, que era de Madrid. Terminé con premio al mérito que era el equivalente la matrícula de honor".

La propuesta de Paulino Vicente y la negativa a irse a Madrid. "En 1967 un día llegó a casa Paulino Vicente para hablar con mi padre. Quería a toda costa que me fuese a Madrid, a estudiar en la Academia de Artes de San Fernando. Cuando me lo contó mi padre le dije que no, que no me iba a Madrid, por múltiples razones. Una de ellas es que para poder tener algo tendría que hacer profesorado y luego opositar, y así no habría podido dedicarme a la alfarería de Faro, que era para lo que yo me formaba. No había cumplido los 18 y jamás me arrepentí. Tuve la suerte de hacer algo que siempre me gustó".

Dinastía de alfareros desde el siglo XVIII. "En mi casa somos alfareros desde mediados del siglo XVIII. Desde entonces se han sucedido las generaciones de forma ininterrumpida. Creo que no hay muchas familias en España con esa trayectoria. De hecho, yo no conozco ningún caso".

La ardua recuperación de las piezas tradicionales. "Cuando empecé a trabajar la alfarería tradicional estaba completamente perdida. De nuestro taller salían miles de tiestos al mes. Después llegó la moda de las cosas para jardín. Cuando lo tradicional regresó a la palestra me encontré un problema porque desde 1939 había desaparecido. Mi padre sólo conocía cuatro piezas. Sabía mas de la alfarería negra, pero no de la esmaltada y decorada. Con la Guerra Civil desapareció el estaño del mercado y con él el esmalte. En 1944 sólo quedaba el taller de mi casa. El problema no era insalvable".

Excavaciones por los casqueros. "Acudí a los casqueros, los vertederos de piezas rotas de los talleres. Los excavamos y rescatamos todo el legado. Con lo que recuperé es suficiente. Tengo un inventario de 40 piezas tradicionales que se respetan a rajatabla. Para mí son palabras muy serias, es alfarería histórica. El diseño de nueva cerámica lo he dejado porque no quiero ocupar el mercado de otros artistas".

El escaso reconocimiento de un tesoro único. "El poco reconocimiento a nuestra labor es algo general en Asturias. No apreciamos lo que tenemos, hasta que desaparecen las cosas, que es cuando llegan los lamentos. Faro es el centro alfarero más antiguo de todo el Norte, desde antes del siglo X. Falta localizar el enlace con la época romana. Estoy seguro de que lo encontraremos".

Un proyecto ilusionante que abre nuevos horizontes. "Con el anuncio de la apertura del museo en 2017 se abre un nuevo campo para investigar y realizar excavaciones. A mediados del siglo XVIII había 70 talleres en Faro. Hoy sólo queda el nuestro. No estoy de acuerdo con eso de que las tiendas de souvenirs se conviertan en locales que venden hórreos de plástico hechos en Taiwan, con toda la riqueza artística que tenemos aquí. De los múltiples personajes que han pasado por mi casa me impactaron especialmente el que fue secretario de la Real Academia de la Lengua, Alonso Zamora, y el escultor Martín Chirino. Han venido ministros, políticos y gente de todo tipo".

De Faro me gusta todo. Una de las ventajas es que se encuentra a pocos kilómetros de Oviedo y sigue siendo un auténtico pueblo, por lo menos en la zona donde yo vivo. Conservo la misma casa familiar que se cita a mediados del siglo XIII, con el llar primitivo".

"Fui Premio Nacional de Alfarería, en 1977 y en 1980. En Faro no han variado las formas ni los métodos de producción, me he preocupado especialmente de respetar las tradiciones".