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DAMIÁN MARTÍNEZ MARCO | Violonchelista

"Oviedo es una sociedad madura que entiende que la cultura es imprescindible"

"El Ministerio de Cultura que tuvimos hasta hace poco era para echarse a llorar; es muy difícil que un país pueda avanzar así"

El violonchelista Damián Martínez, ayer, en Oviedo. JULIÁN RUS

Cuando era un niño, Damián Martínez Marco participó en una clase magistral con Mstislav Rostropovich, y le cambió la vida. No solo por las lecciones del genio, sino porque éste le recomendó a la Reina que apoyara su carrera como violonchelista. Y fue un acierto. Con solo 20 años ganó la plaza de primer chelo de la Orquesta RTVE y en 2001 de la Sinfónica de Barcelona. Ha tocado en el mundo entero como solista y con orquestas internacionales. Desde el año 2000, forma parte del "Dúo Cassadó", junto a la pianista Marta Moll de Alba. Mañana, a las 20 horas, ofrecerá un concierto, dentro del Festival de verano, junto a la orquesta Oviedo Filarmonía, en el Auditorio Príncipe Felipe.

-Participa otro año más en el Festival de Verano, ¿qué tiene de mágica esta cita?

-Es un gusto venir a tocar a Oviedo, es una ciudad muy musical, con una cultura y un amor por la música obvio.

-Y además, lo hace con Oviedo Filarmonía.

-Es una aventura fascinante conocer el mundo de cada orquesta, con su lenguaje y sus particularidades. Son como un ente vivo. Desde que ha llegado el maestro Marzio Conti (actual director), hay en Oviedo Filarmonía un afán de superación muy grande y muchas ganas de crear. Está en plena efervescencia y mutación, y es muy bonito ver las ganas que hay de seguir haciendo cultura a pesar de las dificultades económicas. Oviedo es un ejemplo de una sociedad madura que entiende que la cultura es imprescindible. Es un modelo que hay que aplaudir y del que las autoridades deben de tomar nota.

-Viene como solista, ¿imposible juntar al "Dúo Cassadó?

-La faceta de solista es muy importante y necesario cultivarla. Con el dúo tenemos la agenda repleta. Acabamos de llegar de una gira por China, de un concierto en Madrid y de abrir la Quincena musical de San Sebastián. Y la próxima semana tenemos varios conciertos en Alemania y Suiza. Eso lo compagino con el "Concierto para violonchelo" de Schumann de Oviedo, que repetiré en Sudamérica en unas semanas, y la grabación de un disco como solista.

-¿Qué se van a encontrar los espectadores mañana?

-Un programa muy variado y ameno, porque se tocará sin pausa. El concierto de Schumann es una de las piezas claves del chelo. Es un concierto enigmático, dotado de momentos musicales maravillosos e inolvidables.

-Ha tocado con orquestas de medio mundo, ¿estamos a la altura en composición e interpretación que cualquier otro país?

-En España hay mucha capacidad, pero nos falta organización. Y eso se empieza desde abajo. Tenemos que hacer entender la necesidad de la cultura y tenemos que consumirla. A veces exportamos de otros lugares nuevos estilos de vida que no son los adecuados. Vivimos de la piel para fuera, y nos olvidamos de que tenemos un cuerpo, una mente y sentimientos. Hay muchas opciones, pero queda mucho trabajo. No hay más que ver el Ministerio de Cultura que tuvimos hasta hace poco, era para echarse a llorar. Es muy difícil que un país pueda avanzar así.

-¿Valoramos la riqueza de nuestra música de cámara?

-Hay grandes talentos, pero siempre ha primado lo de fuera, no sé si por novedad o por desconocimiento.

-Toca con un violonchelo históricos, realizado en 1863 por Jean Baptiste Vuillaume, ¿cómo los conserva?

-Con muchísimo mimo, he crecido con él durante 20 años. Es un gran instrumento.

-Con este tipo de instrumentos, ¿el intérprete tiene que hacerse a él o es él el que se adapta al intérprete?

-Es como la vida de pareja. Por un lado creces con él y por otro él te aporta muchísimo. He desarrollado mi voz con este instrumento y él me ha aportado un sonido que yo he ido moldeando. A veces no estamos en sintonía, y discutimos, pero siempre se llega a buen puerto (risas).

-¿Falta apoyo a la música clásica?

-Tiene que haber un vuelco en las políticas culturales del país. La cultura es vital para que vivamos en un mundo mejor.

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