Lydia Tuñón es una de las niñas curiosas que se acercó ayer al edificio histórico de la Universidad de Oviedo para conocer más de cerca cómo funcionan las leyes de la física y la química. Se celebraba la "Noche europea de los investigadores" y el claustro estaba lleno de puestos donde se mostraban los más diversos experimentos. Lydia, aunque de mayor quiere ser periodista o profesora, estaba encantada ante semejante despliegue científico. "Lo que más me ha gustado ha sido el taller en el que hacían gominolas", asegura en alusión al puesto donde, además de hacer "chuches", se explicaba cómo sacar ADN a las frutas.

Padres y niños tomaron buena nota de los diferentes experimentos y del objetivo de esta feria científica, que es acercar a todos los ciudadanos el lado más humano de la ciencia y de quienes trabajan con ella. Además de los experimentos que demostraban a los más pequeños lo divertida y útil que puede ser la investigación -todos ellos realizados con componentes y materias primas caseras-, también podían llevarse un recuerdo de la jornada participando en los talleres de pintura y manualidades, o atender a una explicación sobre minerales ofrecida por expertos de la Facultad de Geología, que habían llevado numerosas piezas que los jóvenes podían observar muy de cerca. "Este tipo de actividades me parecen magníficas, son muy beneficiosas para que los niños aprendan", comentó Alberto Tuñón, el padre de Lydia Tuñón.

La "Noche europea de los investigadores" se celebró de manera simultánea en otros 31 países. En España, otras 14 ciudades además de Oviedo se unieron a esta iniciativa. Todo un experimento muy recomendable.