Había sido un buen año. La verdad que pocas cosechas se recordaban tan abundantes como aquella. Cajas y cajas llenas, apiladas unas encima de otras, de manzanas, peras, ciruelas, tomates, pimientos? parecía una frutería. Todo el producto era de muy buena calidad, cultivado en casa. El sabor nada tenía que ver con lo que se encuentra por ahí. Era una pena porque no daba tiempo a comerlo todo; incluso regalando material a vecinos, las cajas parecían no mermar. Las almacenaba en un caseto no muy grande, provisto de una pequeña cocina de gas y una encimera. En aquel lugar procesaba todo aquello que no podía comer en fresco para disfrutarlo el resto del año: las frutas en almíbar o mermelada, los pimientos asados al horno, los tomates en salsa, y así con todo. Se pasaba los meses de septiembre y octubre en aquella cocina, preparando las conservas.

Aquel caseto estaba muy bien diseñado y en su interior reinaba la limpieza. Parecía más bien un laboratorio, la verdad, pero desde fuera nada hacía sospechar lo que se tramaba dentro. Parecía una casita de jardín, de esas que sirven para guardar aperos y trastos viejos que no sabemos dónde meter y que al final se acumulan ahí.

Media fachada era de hiedra, y a la otra media, pocos años le quedaban para serlo también. Las más utilizadas en jardinería son Hedera hélix y Hedera canariensis, originaria de Europa y una de las plantas trepadoras más usadas por su dureza y capacidad para adaptarse a las condiciones más desfavorables. Gracias a sus raíces aéreas avanza sigilosa por cualquier tipo de superficie -cuanto más rugosa, mejor se agarra-. Otra de las razones es el rápido crecimiento, hasta cincuenta centímetros al año. Su uso no se limita al cultivo en exterior, también se puede utilizar dentro de casa o en balcones en macetas colgantes. No olviden las zonas de costa, ahí también la podemos tener. Cualquier terreno o sustrato rico en materia orgánica le sirve para crecer, solo es necesario que drene lo suficiente para que no retenga más agua de lo normal y eso ocasione la aparición de hongos. Aportaremos arena para evitarlo.

Prefieren los lugares sombríos y con poca luz; es más, las temperaturas frías no le van nada mal, las prefiere antes que el calor. Pero eso no la condiciona en su crecimiento, se adapta a casi todo. Las variedades que tienen la hoja verde son más de sombra, por el contrario aquellas que tienen sus hojas variegadas - las hojas son verdes con manchas claras- necesitan un poco más de luz. Si por el contrario decidimos cultivar en el interior, colocaremos nuestra hiedra en un lugar luminoso, no le iría nada mal un lugar que le dé el sol directo un par de horas.

Los riegos han de ser regulares, un poco más abundantes cuando las temperaturas son altas, manteniendo el terreno ligeramente húmedo, y regando antes de que llegue a secar completamente el sustrato. Eso es en la teoría, pero en la práctica nos podemos encontrar con ejemplares que crecen a toda velocidad y no reciben atenciones; es más, me atrevería a decir que casi ni miran para ellas.

Quién no ha visto una de esas casas abandonadas prácticamente cubiertas de hiedras y que con el paso del tiempo parecen tener más vigor que nunca. Y están ahí solas, abandonadas a su suerte, sin saber ni de qué viven. Y lo más grave del asunto no es solo que sobrevivan, es que encima crecen sin control alguno. Y cuando te das cuenta, aquellas hiedras que crecían tímidas han terminado por ser las dueñas y señoras del lugar.

No es una planta que destaque por sus flores. Estas son poco vistosas, pasan desapercibidas entre el verde de las hojas, perennes por cierto, asunto importante, ya que durante todo el año estará ahí cubriendo muros, vallas o colgando en balcones, y sin dar trabajo. No es exigente en nutrientes, pero en los meses de verano, al aumentar la frecuencia de riego, es interesante también aportar una dosis de nutrientes extra. Es una planta que admite las podas agresivas para limpiar o eliminar parte de la planta que ha crecido en algún lugar que no debe. Se puede cortar sin miedo que no pasa nada. Para eliminar ramas secas y dar forma se pueden hacer arreglos en cualquier época del año.

Una de las plantas que más fácil podemos reproducir es esta. Es prácticamente imposible que no enraíce un esqueje, tallos de unos diez o quince centímetros ya es suficiente. Los colocamos en una mezcla de turba y arena, a partes iguales, manteniendo la humedad, y antes de que nos demos cuenta, estarán enraizados y listos para pasar a una maceta mayor o al lugar definitivo.

Si esto no da resultado -cosa que es prácticamente imposible- hay una solución que no falla, y es cortar una rama con alguna raíz aérea, y poner en maceta directamente o en suelo; solo hay que esperar a que enraíce un poco más. Esto se puede hacer en cualquier época del año.

La hiedra manifiesta su descontento a través de sus hojas. Si regamos en exceso, estas se ennegrecen, claro indicador de que nos estamos pasando con el agua, por lo que será importante controlar el riego y hacerlo con menos frecuencia. Si en verano las hojas que reciben sol directo comienzan a palidecer, nos indica que necesita más sombra, y debemos ponerla en otro lugar. Si es de hoja variegada y deja de serlo, puede ser o bien un exceso de abono o que recibe poca luz; en ambos casos hay que solucionarlo.

Frente a plagas y enfermedades es muy dura y resistente, apenas puede verse atacada por cochinillas -suelen aparecer en plantas adultas, con tallos algo leñosos- y por araña roja, que se neutralizan con jabón potásico. Por exceso de humedad aparecen hongos que pueden hacer peligrar la planta.

Esta especie tiene muchas propiedades medicinales pero no les aconsejo su uso, ya que es de elevada toxicidad, un error de calculo puede suponer un gran problema. Lo mejor es sacarle todo el partido desde el punto de vista ornamental.