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La historia de Oviedo viaja en Vespa

La ciudad cayó rendida a la moto italiana en el 53: fue la primera en tener taller y club oficial y con ella surgieron matrimonios, amistades y cientos de anécdotas

La historia de Oviedo viaja en Vespa

"Vespas trucadas, años 60. Van por el centro a más de 90. Rojas de fuego, comienza la danza de flechas lanzadas y el viento en la cara. Dame una moto, el verano que avanza, dame una Vespa y te llevo de marcha". Seguramente muchos asturianos sientan esta estrofa del "Vespa Special" de Lunapop como un reflejo de su propia historia. La "dama italiana" lleva más de 60 años recorriendo las carreteras de Oviedo, y eso da para mucho. Ha pasado de ser la moto de los trabajadores en los 50 a ser el modelo favorito de los "hipster" y "muppies", la nueva banda urbana que está conquistando el planeta. Pero los verdaderos amantes de la Vespa, están por encima de cualquier tiempo o etiqueta. Es el caso de Chema Fernández, tesorero del Vespa Club Asturias. Su pasión por este vehículo le ha llevado a recopilar durante más de dos años un material fotográfico con un valor histórico incalculable, del que ahora se puede disfrutar gracias a la exposición "60 años de Vespa en Asturias", que estará hasta el sábado en centro comercial Salesas.

Sus primeros recuerdos junto a la moto italiana más famosa del mundo, con permiso de la Lambretta, se remontan a su primera infancia. "Mi padre nos llevaba a mi hermano gemelo y a mí en su Vespa al colegio. Íbamos tres en la moto y sin casco", recuerda entre risas. Ese sería solo el principio de su relación con la scooter de la marca Piaggio. "Me saqué el carnet de conducir con una Vespa de mi cuñado y, al obtenerlo, se la quise comprar. Pero no me la vendió". Al final el ejemplar acabó en manos de su hermano y así iniciaron juntos su afición por el coleccionismo de Vespas antiguas y objetos relacionados con ellas. "Ahora tengo tres motos, una de las primeras que llegó a España en 1953, y más de 400 fotos de los primeros 20 años de la Vespa en Asturias". Este archivo se inició gracias a LA NUEVA ESPAÑA. "Vi una entrevista a Fernando Álvarez Gendín, el primer presidente del Club Vespa Oviedo, e inicié varios trámites para ponerme en contacto con él".

Esa fue la primera pieza de un puzzle que aún no ha terminado. Gendín fue el que le ayudó a tirar de una cuerda que le destapó un mundo de anécdotas que construían la historia de la ciudad desde la segunda mitad del siglo XX. "El primer concesionario oficial de Vespa en España se fundó en Madrid, en 1953. Ese año ya se pudieron ver por Llanes y por Oviedo algunos modelos, que venían directamente de Italia por piezas, y se montaban aquí". Un año después se creó el Vespa Club Oviedo, el primero de la región, y el concesionario Rivaya, situado en la calle Asturias, se convirtió en el primer punto de venta oficial. Eso hizo que la Vespa se convirtiera en un elemento típico del paisaje de la ciudad. "En todos los desfiles del Día de América en Asturias, se organizaba un rally que reunía a gente de toda España". También varios vespistas acompañaban a las carrozas, y personajes ilustres de la ciudad, como el empresario ovetense Lalo Azcona, participaron en estos paseos. "Esa imagen es del 59 o del 60 (dice, mostrando una foto). Lalo era un niño y desfiló en la moto con José María, el propietario de Jazmín, una de las mercerías más famosas de Gijón". Este hombre le debe mucho a la Vespa. "En una excursión con el Club Vespa de Gijón, llevó a una chica de paquete en su moto. Poco después se hicieron novios y acabaron casándose".

Otro de los que comparte muchas anécdotas con su scooter es el fundador del Club Vespa de Oviedo, Fernando Álvarez Gendín. "En 1955 viajó desde Oviedo, con José Antonio Flores, para asistir al segundo rally nacional que organizaba la casa Vespa. Su primera parada fue Barcelona, luego pasaron por Francia, recorrieron la Costa Azul, entraron en Italia y bajaron hasta Roma. Hasta los recibió el Papa en Castel Gandolfo". Y no contentos con eso, bajaron desde allí a Nápoles, cogieron un barco hasta Marsella, recorrieron Francia entera y entraron en España por el País Vasco. Meses de aventuras junto a su inseparable compañera, porque para ellos y para muchos otros, como Chema Fernández, la Vespa es mucho más que un simple medio de transporte.

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