La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fusión de Goya y el Real Oviedo

Roberto Díaz de Orosia presenta en Cervantes 6 su exposición "Mi Asturias querida", un repaso al costumbrismo asturiano

A la izquierda, Roberto Díaz de Orosia, ayer, en la galería Cervantes 6. Arriba, paisaje de Oviedo. MIKI LÓPEZ

Roberto Díaz de Orosia (Gijón, 1948) está unido a la pintura desde sus primeros recuerdos de infancia. "Antes de ir a la escuela, ya dibujaba los barcos que veía desde la ventana, aportándole romanticismo a la escena. Y luego, cuando empecé a ir a clase, cambiaba mis acuarelas por tebeos", cuenta entre risas. Ese romanticismo le sigue acompañando todavía hoy, pero se ha transformado en una capacidad única para captar los sentimientos de los paisajes y las escenas más cotidianas, aportándole una identidad que es fácilmente reconocible por el espectador al primer vistazo. Para los que quieran comprobarlo en directo, hasta el 28 de diciembre, Díaz de Orosia expone en la galería Cervantes 6 de Oviedo "Mi Asturias querida", una muestra compuesta por 34 cuadros en los que además de playas, montañas, rincones de Oviedo, romerías, recogidas de la manzana y carnavales, no falta una pintura del Real Oviedo para homenajear el ascenso a Segunda. "Se vendió el primer día. Traje muchos espacios reconocibles a esta exposición de Oviedo porque pensaba que era una buena forma de sortear la crisis, pero igual me tengo que decantar por pintar el fútbol", bromea.

Su habilidad en el manejo del color, con su clásica paleta cálida, es casi tan impactante como su reinterpretación de las escenas costumbristas de la región. "No pinto del natural, mis cuadros son de estudio. Mis romerías son idealizaciones. Pienso en las que viví yo, en las que me divertí algún día o las que recuerdo con añoranza". Así surgen pinturas impresionistas con tintes expresionistas y personajes con rostros casi monstruosos que evocan a las "Pinturas negras" de Goya. "Siempre lo he admirado. Y también los impresionistas asturianos como Piñole o Valle. Muchas veces han dicho que mi obra es un compendio entre ambos, pero más bien creo que uno va buscando sus señas de identidad. La pintura es una forma de expresión y cada autor tiene su técnica, como cada escritor su prosa".

Aunque Asturias es una constante en su obra, ha llevado por París, Suiza, Bélgica, Holanda o Estambul sus retratos del Caribe, sus pinturas de viajes, sus bodegones de frutas tropicales y sus carnavales. Es justo ahí, en esa etapa, es en la que está centrado ahora mismo. "Me interesa la figura humana, hacer una bufonada de la política, ridiculizando a sus personajes. Supongo que influido por todo lo que está pasando". Porque, a pesar de ser un artista de renombre, sufre la crisis en primera persona. "La gente no compra arte, y nos están poniendo las cosas muy difíciles".

Compartir el artículo

stats